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Psicología del Deporte Autor: Gustavo Maure

Bushido

El camino del guerrero

por Gustavo Maure


Al considerar al tenis como heredero del combate con espada, el samurai se nos convierte inmediatamente en un referente insuperable, particularmente en lo que hace a su actitud mental. El guerrero japonés deja una herencia incuestionable en todo el conjunto de las artes marciales que se nutren de su espíritu que no reconoce claudicaciones, ni siquiera ante la última frontera humana, la muerte. Bushi significa guerrero y do indica camino. La categoría del guerrero comprendía a los samurai, al señor feudal o shogún, al ronin que era el samurai sin señor y a los diferentes maestros de las artes marciales.

Izquierda ideograma que significa Budo, camino de la guerra

Para comprender a un samurai hay que entender la época en que se desarrollaba su vida, y en este caso, estaba sembrada de guerras. El Japón feudal no se caracterizaba por admitir muchas variantes de inserción social. El hombre común era guerrero o campesino.

Cuatro factores son esenciales para captar su espíritu de lucha:

•  El código de honor en el que se desarrollaban sus actos, el bushido .

•  Su obediencia y fidelidad al señor al que servía.

•  Su postura ante la muerte.

•  Su actitud y desempeño en combate.


  Práctica de katana al galope.
Un bushi o guerrero oriental se entrenaba
permanentemente en el combate a caballo

  El espíritu del samurai se alimentaba en un constante sacrificio personal y sus valores y virtudes eran las de un buen guerrero. Inmediatamente se destacaban dos aspectos de su actitud, la decisión de morir en cualquier momento y el notable desarrollo y ejercicio del arte de la guerra o bujutsu. No dudaba en ofrecer su vida en beneficio de sus compañeros de clan o del honor de éste. Entre el individuo o el clan no había dudas, se sacrificaba el individuo. El código de honor era sumamente estricto, el nombre era más importante que la persona que lo llevaba, si había que elegir entre la vida y el honor tampoco había dudas, escapar deshonrosamente de una muerte segura lo condenaba a una muerte espiritual por haber mancillado su prestigio y su trascendencia. Pero la honra no necesariamente estaba constituida por la opinión de los demás, un guerrero de honor podía no responder a la provocación de un oponente indigno pudiendo quedar como cobarde pese a que podría ganar fácilmente el combate mientras que en otros casos se batía a duelo sabiendo que iba a una muerte segura.

Al samurai le costaba llegar a viejo. Podía morir por diversos motivos; si su amo lo condenaba porque fracasaba en una misión importante o por fallar al código de honor, ejercitaba el doloroso suicidio ritual que consistía en el hara kiri , el hara es el centro energético de la persona, está ubicado en el abdomen, unos cuatro centímetros por debajo del ombligo y kiri es corte. Otro samurai, elegido por el suicida, terminaba su acto decapitándolo.

Su fidelidad era tal que al fallecer el shogún los samurai acostumbraban a seguirlo. Este cumplimiento era tan estricto que este suicidio ritual fue prohibido expresamente por ley. También dejaba su vida en un duelo por honor o por conflictos menores que lo afectaran. Todo esto le daba un aura de prestigio social y de superioridad frente al campesino, que lo honraba como a un superior. Podía entonces ser extremadamente servicial con su amo como déspota y soberbio frente a los cultivadores.
.

 

A pesar de su fiereza, los samurai cumplían una serie de estrictas reglas de cortesía hacia su oponente. Cada combatiente solía dar su nombre, linaje y hazañas anteriores de heroísmo. Una vez terminada la lucha, el samurai victorioso tenía la costumbre de elogiar el valor de su oponente derrotado, antes de cortarle la cabeza. También practicaban una cortesía macabra: antes de la batalla, el samurai quemaba incienso en su casco de manera que, en caso de ser decapitado, su cabeza oliera bien.

En las fotos observamos a auténticos samurai de fines de siglo


El seppuku o harakiri

"Cuando se pierde el honor
es un alivio morir;
la muerte no es sino un retiro
seguro de la infamia."

En situaciones de guerra era costumbre que el jefe del ejército perdedor prefiriera la muerte antes que ser capturado, cosa que se entendía como de extrema vergüenza y degradación; por ese motivo en caso de derrota tanto el señor como sus samurai se suicidaban mediante el seppuku o hara kiri, incluso un enemigo podía asistir a un samurai en un marco de respeto por su decisión. Si en cambio era el comandante el que se suicidaba, un samurai le cortaba la cabeza y huía con ésta, para evitar que fuera tomada como trofeo de guerra por los vencedores, ya que esa era la costumbre.

Pero el señor podía tomar la decisión de huir para beneficio del clan, en ese caso un samurai tomaba secretamente su lugar vistiéndose con la armadura de su jefe para luego hacerse el seppuku y ser decapitado a la vista del enemigo, luego otro sirviente escapaba con su cabeza logrando que los enemigos lo persigan, mientras tanto su amo se fugaba en otra dirección.

   Si su señor era conducido a la muerte por obra de sus enemigos o se suicidaba a causa de estos, el samurai consagraba su vida a la venganza y no reposaba hasta que no depositaba sobre la tumba de su amo la cabeza del enemigo traidor. Luego podía suicidarse, como es el conocido caso en Occidente de los cuarenta y siete samurai que se sacrificaron luego de vengar a su amo, o dedicarse a ser un ronin , es decir un samurai sin señor.

   La historia es aproximadamente la siguiente: En el año 1701, periodo que estaba en el poder el Shogun Tsunayoshi el joven noble Asano decide combatir a Kira, un viejo señor feudal que ha logrado su posición mediante actos injustos y corruptos. Con este fin, Asano se niega a pagar los tributos que Kira le reclama. Al conocer la decisión, Kira pone en marcha un plan para humillarle.

   El Daimyo Asano fue el encargado de preparar un acto protocolario, pidió consejo a Kira Yoshihira, ya que era un antiguo jefe de protocolo, y éste lo engañó para que la recepción no fuese protocolariamente correcta. Para acabar de provocar al joven Daimyo Asano, Kira se rió, lo cual hizo que Asano lo hiriese levemente con su Wakizashi (sable corto). Esta acción, desenfundar un arma dentro de palacio del Shogun, era considerado un delito que se condenaba con la muerte. Asano, a sus treinta y seis años de edad fue invitado, siguiendo las normas de honor de los Samurai, a suicidarse con la ceremonia del Seppuku, confiscándole todos sus bienes. De esta forma, los trescientos Samurai que estaban a sus órdenes se transformaron en trescientos Ronin, guerreros de aventura, sin protección económica de un Daimyo, sin sueldo. Kira había salvado la vida, ya que solo fue obligado a un formal pedido de disculpas con el debilitado rey. Pero cuarenta y siete de estos guerreros, liderados por el valeroso Samurai Oishi Yoshio, juraron vengar a su señor,.

   Una vez consumada la venganza (Katakiuchi), que obviamente consistía en dar muerte al provocador de la desgracia de su Daimyo, se entregaron voluntariamente a la justicia, la cual, y a pesar de las protestas populares, les condenó a cumplir el Seppuku (suicidio ritual de los Samurai) y fueron enterrados al lado de su señor, Asano de Ako, en el mencionado templo, Sengakuji en Edo (Tokyo). Desde un principio fueron considerados como héroes e incluso en la actualidad, trescientos años después, continua la peregrinación de los japoneses a su tumba para rendirles consideración y admiración. Y puede observarse cómo palos de incienso son encendidos cada día en cada una de las tumbas. Años después, el literato Muro Kyuso creó una obra basada en el argumento de la gesta de los 47 leales samurai, la cual se convertiría, al pasar el tiempo, en un punto de partida de todo tipo de literatura consagrada a los heroicos guerreros. Cabe destacar que posteriormente, Takedo Izumo escribió una obra teatral sobre los Samurai, con el título Chushingura (el tesoro de los fieles vasallos) de gran éxito . Por sus connotaciones culturales, la historia de los 47 Samurais sería el equivalente japonés de la tragedia griega.


  Para que Kira bajara la guardia los cuarenta y siete samurais
esperaron dos años para vengarse .
Un injusto comentario del Hagakure los critica
por haber esperado tanto tiempo,
ya que Kira podría haber muerto antes
y la represalia no habría podido realizarse.

 
  Este dibujo del museo de Japón podría corresponder al momento
previo al seppuku del Daymo Asano.

  El entrenamiento mental que realizaba el samurai no tenía comparación con la preparación psicológica que hoy recibe un deportista. Si nacía en una familiar militar, su infancia lo marcaba para siempre, se lo exponía al frío o a situaciones duras y se esperaba que no se quejase. Podía asistir a temprana edad a lugares y situaciones que le permitieran vencer su miedo a lo sobrenatural, como un cementerio a la noche. Y de diferentes maneras se lo predeterminaba a tener un carácter duro y firme, sostenido en el rígido código de honor y servicio en el que se desarrollaba la vida del samurai.

   Era común que los numerosos condenados a muerte por diferentes delitos, fueran utilizados como entrenamiento y templanza del carácter de los futuros guerreros quienes presenciaban las ejecuciones o directamente los decapitaban con un corte de katana, la espada principal del bujutsu. Un samurai ya consagrado podía permanecer solo en un cementerio durante toda una noche para vencer a sus miedos. El budismo zen entregó una enseñanza milenaria y el arte de la meditación, que nosotros llamamos concentración al servicio del arte de matar y de morir. En la cultura de guerra japonesa se hacía especial hincapié en la forma de enfrentar a la muerte, con la más alta dignidad y honor.

 

Ejercitado interminables horas en las artes marciales ( bujutsu ) el bushi desembocaba entonces en un guerrero formidable, un fanático sanguinario que consideraba que su vida no era suya, y que la única forma honorable de morir era según el estricto código de honor que lo gobernaba. Era entonces capaz de realizar las acciones más increíbles en función de su clan o de su honor y al que no le temblaba la mano para ultimar a su adversario o para morir con dignidad samurai.

El tenista que lograra tener su decisión, su velocidad mental y su espíritu sin claudicaciones ni oscilaciones, alcanzaría una combinación de pasión y frialdad que no dejarían lugar a dudas sobre su eficiencia en el court. A esta actitud llamamos valía . Recordamos que en el combate con espada no había revanchas ni segundas oportunidades. Un error y el samurai se despedía de este mundo.


En el duelo no existía una segunda oportunidad para cometer un primer error

autor: Gustavo Maure

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cuando termines de leer este sitio, vas a entrar a la cancha con esta mirada.

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Fuentes :   Bibliografía, Imágenes y Textos Recomendados   

www.judoinfo.com/ samurai.htm

http://www.jonathanmaberry.com/martialarts.htm

http://mcel.pacificu.edu/as/students/bushido/bsamurai.html

http://www.jonathanmaberry.com/martialarts.htm

http://www.galeon.com/jlgarcia/hemeroteca/septiembre03.htm

http://www.jonathanmaberry.com/martialarts.htm

http://www.galeon.com/jlgarcia/hemeroteca/090312.JPG

http://libweb.uoregon.edu/msu/e-asia/imagesa/samurai.htm

www.sden.org/jdr/ l5r/culture/iaijutsu.htm

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