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Psicología del Deporte
Autor: Gustavo Maure

El Narcisismo


El héroe, la hazaña y la gloria
 

Llevamos el sueño de una nación entera. Eso nos puso en
extrema dificultad, aunque ahora en Irak todo el mundo está contento. Nuestro logro puede hacer olvidar un poco sus problemas.

ADNAN HAMD

Entrenador de fútbol que colocó a Irak en cuarto lugar
en los Juegos Olímpicos del 2004 (en plena guerra)

Es muy difícil entender estos procesos psicológicos si no los concebimos como un fenómeno grupal del cual el deportista es emergente. Es el actor central de la escena y por ende carga con todas las expectativas (deseos) y angustias familiares y colectivas. Si está muy atado al Otro la tarea se hace virtualmente imposible y se manifiesta como presión.

Estos tres términos, héroe, hazaña y gloria, se interrelacionan entre sí, pero al mismo tiempo los tres dependen del Otro (familia, grupo o contexto social). El lugar de héroe lo otorga este Otro y es el opuesto al del chivo expiatorio . Examinemos esta última idea, a partir del trabajo clínico sobre pacientes con problemas psíquicos graves, Pichón Riviere advirtió claramente como el supuesto enfermo no era el enfermo sino el emergente de un grupo familiar disfuncional que depositaba y proyectaba sobre un miembro todos los aspectos psíquicos negativos que los otros integrantes de la familia poseían individualmente y que no podían tolerar ni admitir (el loco, el fracasado, el idiota, etc.).

 

A la inversa un grupo puede proyectar todos sus aspectos psíquicos ideales, pero que no pueden alcanzar, y depositarlos sobre un miembro que a partir de ese momento podrá ocupar el lugar de héroe (el campeón, el héroe, el salvador) . En la antigüedad se llamaba héroe al hijo de un dios y de un mortal. Los triunfadores de las antiguas olimpíadas eran considerados héroes en este sentido, tal como los míticos guerreros.

 

La hazaña es la realización de un deseo colectivo y la gloria es el tributo que el grupo brindará al héroe. Vale decir que el mismo grupo puede otorgar, y también quitar, los lugares más admirados o los más repelidos. Existen muchas sociedades que idealizan a personajes famosos y paralelamente discriminan al discapacitado, débil o diferente.

 

No da frutos identificarse, plena o parcialmente, a los lugares que el grupo puede otorgar. El enfermo para no cargar con la patología ajena, y el deportista para no saturarse con el exceso de presión de las angustias, frustraciones y deseos del Otro. En aras de la libertad de juego, hay que pensar que es posible ocupar el lugar de héroe, pero sin identificarse plenamente con él, sin la creencia interior de serlo. Es simplemente un lugar que se ocupa, y la más de las veces, solo temporalmente.

 

Si el deportista no se desidealiza no puede manifestar su más genuina personalidad. O más precisamente su verdadero ser. La identificación al ideal atenta sobre la posibilidad de auténtica realización del sujeto. La excesiva identificación al héroe, la imperiosa necesidad de realizar la hazaña y conquistar la gloria es para muchos deportistas un verdadero canto de sirenas .

 

  Ulises quiere conocer como es ese poder extraordinario del canto de las sirenas, que enamoran a distancia a los navegantes, los atraen a sus moradas y les ofrecen el placer con sus brazos abiertos y sus pechos hermosos hasta que, ya con ellas, los sumergen en el mar y los devoran. Ulises, sabio y prudente, se hace atar al mástil de su barco con la orden de que no lo desaten hasta después de pasar las islas de las sirenas. También manda colocar cera en los oídos de sus marineros. Pintura: Draper, “Ulises y las Sirenas”. 1909

 

  El héroe y la alienación

Alienar deriva del latín alienus , quiere decir ser otro o no ser uno mismo, es una especie de falta de autenticidad, es ser ajeno a uno mismo. En el extremo de las psicosis, el alienado es directamente otro con pocas posibilidades de recuperar su ser. En las neurosis se puede “ser otro” por diferentes razones, una es estar alienado al deseo ajeno. El héroe logra su lugar porque cumple el deseo del otro, realiza la hazaña que el otro no se anima o no puede concretar.

 

Podemos citar la conocida historia del gato y el cascabel, los ratones habían quedado diezmados por la presencia de un gato que había llegado al granero, se quejaban amargamente de la situación sin poder encontrar una solución que los protegiera, hasta que uno tuvo una brillante idea, ¡pongámosle un cascabel y de esa forma sabremos cuando se acerca! Todos festejaron la excelente ocurrencia, hasta que otro ratón hizo una pregunta clave, ¿Pero, quién le pone el cascabel al gato? No hubo respuesta.

Aquí se generan las condiciones por las cuales puede surgir un héroe, que todos quieran pero nadie pueda o se anime . El que se proponga se convertirá en ídolo pero se determina como alienado porque queda encadenado al deseo del otro, excepto que pueda convertirlo en su propio deseo, aunque en este caso ya no necesita sentirse héroe.

 

El niño, su majestad el bebé , es el héroe de los padres, de la familia, del pueblo, a veces de un país, carga que a veces puede ser demasiado pesada, ya que asume con las frustraciones ajenas. Si el deseo del Otro está en exceso se vuelve hiperpotente (traumático) y puede inhibir el deseo del sujeto. Todos los entrenadores conocen muy bien casos de niños y jóvenes que abandonaron el deporte por excesiva presión familiar (deseo del Otro) que no pudieron soportar. Ante esta situación el sujeto no puede constituir su propio deseo ( hacer la suya ).

En cambio si el deseo del Otro no está, el bebé enfrenta graves problemas, los casos de niños criados en el orfanato y que fueron descriptos por Spitz, no dejan lugar a dudas. Diferenció dos cuadros clínicos a los que les dio el nombre de privación emocional parcial y privación emocional total ( hospitalismo ) dejando severas consecuencias en su desarrollo anímico y corporal. Y también los entrenadores conocen casos de niños que abandonaron el deporte o mermaron su rendimiento por indiferencia de los padres.

 

Prácticamente no existe deportista de alto rendimiento cuyo deseo no sea efecto de frustraciones de los padres que el hijo debe satisfacer O éxitos que el sujeto se ve obligado a igualar, en general intentan cambiar de deporte o actividad por la intensa presión del éxito paterno. A los hijos de figuras muy destacadas les suele ser difícil desarrollar su propia personalidad. . No necesariamente este es un camino imposible, pero si el hijo carga demasiado con esas frustraciones que debe resarcir, puede perder el sentido de su existencia, alienarse en ese deseo ajeno y en ese caso no puede constituirse como sujeto deseante. De esta forma se opaca como objeto al servicio del deseo del Otro. No puede ser él mismo , percibiendo una constante sensación de in autenticidad en sus actos y sentimientos.

 

Suzuki, Shunryu, Mente zen, mente de principiante , Buenos Aires, 1994, Editorial Troquel. 2° edición.

Spitz, René, El primer año de vida del niño , México, Ed. Fondo de Cultura Económica, 1996, pág. 197.

Spitz, René, El primer año de vida del niño , México, Ed. Fondo de Cultura Económica, 1996, pág. 204.

 

© Gustavo Maure

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