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Psicología del Deporte
Autor: Gustavo Maure
LA FLUIDEZ
Principios para el Triunfo

"Toma esto como regla general. En el combate usa tu fuerza normal para trabar la batalla y tu fuerza extraordinaria para conseguir el triunfo.

  Sun Tzu "El arte de la guerra"

La fluidez es una metáfora tomada a partir de una propiedad que hace a la calidad de un líquido y a su capacidad de desplazarse a través de ciertos conductos. Transportada a la psicología hace relación a la facilidad, naturalidad, y espontaneidad con que se realiza una tarea específica, que puede ser hablar, escribir, bailar, actuar o ejecutar de los movimientos precisos de un deporte. Cuando vemos jugar a un grande del deporte parece todo sumamente fácil, pero en cuanto lo intentamos nos damos cuenta de la enorme dificultad que implica esa jugada.
El líquido representa a la libido, la energía psíquica, mientras que los múltiples conductos de descarga, gobernados por llaves que abren, cierran y desvían el paso del fluido o vapor representan la memoria e inteligencia del inconciente que gobiernan la liberación de la energía.

La fluidez es también la condición artística que permite ejecutar los movimientos con la simplificación y sencillez que caracteriza a los grandes maestros, a esta condición la llamamos economía de movimientos, solo la pueden hacer aquellos que han sabido captar los fundamentos y la esencia pura de la acción. Es decisiva para poder realizar las jugadas imposibles, tanto en el orden de la dificultad como en el de la escasez de tiempo. Cuando hablamos de acción y movimientos no nos referimos solo a los corporales sino también a los de compañeros y rivales en el juego, un buen jugador está desdoblado, por un lado actúa y por el otro ve toda la cancha tal como un jugador de ajedrez observa el tablero. Percibe posición y anticipa movimientos futuros.

El jugador mediocre actúa según lo que pasa,
el genio según lo que pasará.

Picasso, “La paloma de la paz”
en este simple dibujo se expresa la maestría del pintor
ya que con los mínimos trazos captó la esencia del objeto.

Las Relaciones entre el Ello y el Inconciente

“A AQUELLOS A QUIENES LOS DIOSES QUIEREN DESTRUIR,
COMIENZAN POR HACERLOS ENOJAR” Johnson

"El conocimiento técnico no es suficiente.
Debe trascenderse la técnica de modo que el arte
se convierta en un arte natural
que emane del inconciente."

Monje Takuan
Maestro del kenjutsu, (ken, espada, jutsu arte)

Aunque algunos psicoanalistas no distinguen entre el ello y el inconciente, entiendo que esa diferencia es decisiva. Freud delimitó dos tópicas o zonas del psiquismo. La primera, en 1901, fue conciente, preconciente e inconciente. Este inconciente corresponde al mundo onírico. Los sueños son intentos de realización de deseos que toman una forma desfigurada o disfrazada para eludir a censura. Aunque a veces el deseo puede expresarse directamente como puede ser ganar un torneo. La palabra soñar suele usarse como sinónimo de desear, “sueño (deseo) hacer tal y tal cosa”
En los sueños los pensamiento inconsciente se expresa a través de las representaciones cosa, como por ejemplo las imágenes visuales que “percibimos” y, mientras dura, creemos plenamente en la existencia de los objetos y de la realidad creada. El sueño tiene así un carácter alucinatorio formado por imágenes visuales, auditivas, táctiles, olfativas, etc. La adquisición del lenguaje permitió que los sueños se formaran por imágenes o representaciones sustitutivas que de esta forma esconden un deseo inconciente. El arte de la interpretación reside en que una representación cosa, por ejemplo una persona, puede estar representando a otra que, por ejemplo, tiene el mismo nombre, a través de las o evocaciones asociaciones libres se llega al verdadero significado de cada representación. Por ejemplo, la mirada del médico era la mirada de mi padre cuando me reprocha. El médico está representando al padre.

Veamos un ejemplo propio. Sueño que Maradona está hablando por televisión con un hábil periodista, yo estoy en el estudio, al lado de ellos pero fuera de cámara, al final del programa Diego continua hablando conmigo, por muchas de las cosas que ha dicho y que dice, me doy cuenta que ha escarbado hábilmente en los libros. Entonces le pregunto, ¿pero Diego, entonces vos leés? Por supuesto, me dice y hace un gesto habitual en él juntando los cinco dedos de la mano izquierda y moviéndola como diciendo ¿qué te creés, que soy tonto?
Asociación: Admiro a Maradona por sus respuestas, es imposible acorralarlo, con los argumentos hace lo mismo que con la pelota, la toma, la hace jugar y sale sorpresivamente para el lado inesperado. El tema es que mientras escribo este libro me he preguntado permanentemente si el texto podía ser útil para los deportistas que quisieran leerlo y me he confrontado con la dura realidad de que los jugadores no leen, ya que lógicamente son personas de acción. Yo no quiero llegar solamente a los médicos o a los psicólogos. Por este motivo incluí muchas imágenes y traté de hablar claro. En el sueño se realiza mi anhelo, Diego me confirma que los deportistas leen y sobre todo, que adquieren viveza a través de los libros y no solo en el potrero.

El inconciente también es el lugar donde se articulan las huellas de la memoria generando los movimientos y jugadas de un deporte. Este proceso se desarrolla a través de los esquemas motrices de acción, que son imágenes como las de los sueños, representaciones cosa del inconciente, (dingvorstellungs). Los esquemas motrices de acción son representaciones visuales unidas a sensaciones de movimiento muscular o kinestésicas y de sensaciones corporales o cenestésicas. Por eso se aprende tanto viendo deportes ya que se incorporan las secuencias de movimiento. El esquema se aprende concientemente, se ejecuta, se incorpora y luego sale solo. La inspiración, la sensualidad, la música y el arte en general también emergen desde este lugar creativo.

Esquema de Representación cosa y Representación palabra
realizado tempranamente por Freud

Esencialmente se juega desde el inconciente con algunos pensamientos concientes que intentan razonar la jugada o estrategia.

El Ello

"La mente,....ese carro tirado
por caballos salvajes."
Uphanishad Texto
fundamental del Budismo Zen

En la segunda tópica, 1923, Freud representó al aparato psíquico definiendo al ello (eso otro que gobierna al yo), al yo y al superyó (internalización psíquica de padres y maestros). La importancia del ello es que representa a la parte pulsional que tiene acceso a la musculatura y a los movimientos, no solo es sueño sino que es fundamentalmente acción y actuación. El problema del ello es que trabaja para el más allá del principio del placer.
En cambio lo que busca hacer surgir el maestro zen es un ello pleno de destreza (Eros sublimada) y despojado de autodestructividad, por lo que no se corresponde con el ello freudiano. El neurótico que se deja llevar por el ello suele tener severas consecuencias en su vida y emprendimientos. En su tarea clínica, psicoanalítica, Freud no avanzaba directamente hacia el virtuosismo, en todo caso este venía por añadidura, sin buscarlo, lo que hacía era sacar a la luz e intervenir terapéuticamente sobre los componentes neuróticos de la personalidad, operando sobre estas trabas el resto venía solo.

El ello freudiano (reservorio pulsional, caldero burbujeante) busca la descarga ciega sin miramientos por sus consecuencias, es del orden de principio del placer irrestricto (satisfacción inmediata a cualquier costo) y de esta forma se opone al deseo desestabilizando al yo. Corresponde al tenista que rompe su raqueta como echándole la culpa de un mal golpe; es el mismo mecanismo por el cual el rey mata al mensajero porque le ha traído una mala noticia. Encontramos su descripción en síntomas neuróticos y adicciones: Quisiera dejar de hacer tal y tal cosa, pero no puedo, ESO (ello) es más fuerte que yo. Cuando un jugador comete un foul, un acto de violencia, decimos que se ha sacado, es el ello que desalojó al yo, cuando el yo logra recuperar su lugar ya es tarde. En esencia, el Ello descripto por Freud trabaja al servicio del más allá del principio del placer (procesos y fines dolorosos), mientras el inconsciente (el de los sueños) se le opone en este sentido ya que trabaja al servicio del principio de placer y constitución del deseo.

Este ello, con acceso a la motilidad (musculatura) y esencialmente a la acción, se encuentra formado por fragmentos de pulsión de muerte no sublimadas y pulsiones sexuales parciales que impiden la adecuada concentración con arreglo a fines. El derecho penal ha debido ocuparse de diferentes crímenes realizados bajo estados de emoción violenta, son arrebatos que llevan la impronta del ello. Los borbotones del ello se observan cuando el jugador, en momentos claves del partido, se encuentra pensando en la pelota que perdió un minuto antes y esta desconcentración lo lleva a perder el punto siguiente. Es una muestra, en escala reducida, de la compulsión a la repetición. El ello también sale a la luz cuando la valía hace una regresión, se sale de las normas y se manifiesta como violencia futbolística hacia el rival, discusión contra el árbitro, rotura de raqueta o nerviosismo inhibitorio. Básicamente en lugar de una apropiada operatividad de la pulsión de muerte sobre el mundo exterior, esta se vuelve contra el propio individuo, proceso que metaforizamos con el nombre de rival interior. La frase del instructor de Ashe “A AQUELLOS A QUIENES LOS DIOSES QUIEREN DESTRUIR, EMPIEZAN POR HACERLOS ENOJAR” es un claro ejemplo de un prototipo de reacción del ello.


El caballo y el jinete aparecen en los sueños como representación del yo y del ello
Carrera de carros en el circus Máximus Relieve siglo II a.C. Ánfora siglo IV a.C.

 

Fluidez y estado errático
Conjunción y Disyunción del Ello y el Inconciente en las oscilaciones de rendimiento

El problema del discípulo es que reflexiona en
lugar de dejarse llevar por el obrar del corazón

Takuan, maestro de kenjutsu

En diferentes ocasiones el causante del golpe o partido fallido es el mismo jugador

 

Existe un estado ideal de rendimiento, EIR, postulado por James Loehr, en Fortaleza Mental en el Deporte. Este estado se alcanza en condiciones de concentración donde la energía fluye sin esfuerzo hacia la musculatura o la acción. Loehr le llama “afluencia” por la unión entre la conciencia y la acción. Se puede decir que los ideales son como las estrellas para el navegante, el marino no llega a ellas pero le señalan el camino. En este caso no solo guían sino que en algunas ocasiones es posible alcanzar estas estrellas. Por lo tanto es de suma utilidad darle un nombre a algo para que se configure como un faro que oriente el rumbo, particularmente en el terreno psíquico que muchas veces se nos presenta como inasible o evanescente. Como mínimo todo navegante debe tener en claro el puerto de destino y los diferentes obstáculos y peligros que se le pueden presentar en su derrotero.
El EIR es un modelo teórico que podemos perfeccionar, en esta naturalidad y facilidad de movimiento pensamos que no se une la conciencia a la acción sino que el inconciente se expresa libremente en la acción. ¿Que es entonces la afluencia? El término afluencia, que habría que traducirlo como fluidez, fue propuesto en 1975 por Mihaly Csikszentmihalyi en el Journal of Humanistic Psychology describiendo la experiencia de la espontaneidad y eficiencia de los movimientos deportivos y a partir de entonces se lo ha utilizado en diferentes oportunidades por atletas y entrenadores de los Estados Unidos.

El autor caracterizó la afluencia de esta forma:
• Cuando las cosas salen bien sin la necesidad de una intervención deliberada y conciente. (no podemos menos que entender que es sin el yo y sin la conciencia)
• Es un estado especial donde todo lo que hacemos está bien y es fácil y automático.
• La afluencia (o fluidez) a menudo acompaña actividades que se perciben como especialmente divertidas y placenteras.
• Es una consecuencia de la unión especial entre acción y conciencia. (lo que se contradice con el primer punto ya que la conciencia no está en juego, diríamos entonces entre la acción y el inconciente)
• Durante la afluencia el movimiento parece acaecer simplemente por sí solo, como si otra cosa estuviera logrando que sucediera (esa otra cosa es el inconciente, el subrayado es nuestro).
• Cuando nos ponemos en posición de observador la afluencia se detiene, por ejemplo en una exclamación tipo “no puedo creer que este haciendo esto” (Acá interviene el yo y la conciencia interrumpiendo el proceso)
• Podemos agregar: Es algo que se hace sin pensar, si tomamos conciencia la fluidez se pierde. Lo automático y natural del movimiento apoya esta idea. Como también la idea de esa otra cosa que estuviera logrando que sucediera. Esa otra cosa es el ello, tal como plantea el budismo zen, que pide la ausencia de la conciencia, por lo menos en el sentido de voluntad conciente y el ello del virtuosismo actúa. Ello dispara dice el maestro zen.
• Agregamos: el nerviosismo interrumpe la fluidez.

¿Pero de qué ello se trata? Evidentemente no de cualquiera, sino del ello trabajado, pulido y disciplinado. En consecuencia podemos representarnos a la fluidez como la conjunción entre el ello y el inconciente. Los jugadores de tenis cuidan la regularidad para no salirse de punto y saben que el costo de errar una pelota fácil no es solamente el punto en contra sino sobre todo perder el estado de fluidez. Muchas de las palabras de aliento que se dan a sí mismos son del orden de “volver al partido” y mantener el estado óptimo, es decir un ello puro y fluido.

La relación entre el ello y el inconciente puede ser presentada como la concordancia que existe entre dos cristales móviles de un instrumento óptico como un telescopio o cámara fotográfica reflex.

En el estado errático el ello está muy disociado del inconciente con impulsos separados de las representaciones o huellas mnémicas, esta disyunción es el prototipo del rival interior. En cambio en la fluidez, el ello positivo que en el zen corresponde al virtuosismo, existe una coalescencia, concordancia o armonía entre el impulso (ello) y los caminos simbólicos de la memoria inconciente. En los jugadores con tendencia a la irregularidad existe una llamativa alternancia entre ambas modalidades. Todo descontrol puede ser también entendido a partir del esquema uno, disyuntivo o disociado. Esta discordancia se produce por el exceso de presión, traumas o pulsiones autónomas o anárquicas de excesiva intensidad.

Discordancia entre el ello
y el inconciente

Concordancia entre el ello y el inconciente

Las irregularidades de rendimiento se ilustran en el esquema uno que muestra un ello anárquico disociado del inconciente. El segundo es una conjunción casi ideal de ambas instancias psíquicas y representa las metáforas habituales como estar en foco, focalizado, centrado, armonizado, etc. en la que los jugadores perciben las claras diferencias entre los dos estados.

Estas dos instancias suelen representarse en los sueños como el caballo y el jinete, el primer modelo es del orden del potro acéfalo que ignora los intentos de dirección que se le imprimen. En el segundo caso, jinete y caballo se fusionan y armonizan en una sola dirección. Uno aporta toda la fuerza y reflejos del instinto animal en bruto (pulsión), el otro suma la inteligencia inconciente, las huellas mnémicas y el virtuosismo. Cualquier deportista nota en sí mismo estos desencuentros entre el jinete, sujeto del inconciente y el ello desbocado. El ello es una especie de caldera que emite chorros de vapor con dirección descontrolada, el inconciente se asimila a una máquina que dosifica y da vida útil a esa energía.
En el estado errático el yo interviene permanentemente con diálogos internos que intentan ordenar el descalabro eliminando los pensamientos perjudiciales. En cambio en el estado de fluidez se juega con mínimas intervenciones del yo, es un estado de no mente, como propone el Zen.

Otro esquema de representación es el siguiente:
Observe estos círculos como si fueran un acople entre dos conductores de combustible.
En el primer modelo las cañerías desparramarán el carburante, el segundo esquema nos muestra los conductos perfectamente ensamblados asegurando la fluidez hacia el destino correcto.

Estado Errático
Descentramiento

Ello e Inconciente Desenfocados

Fluidez
Máximo Rendimiento
Ello e Inconciente alineados

Estado de Sincronización y Centramiento

El desacople del primer esquema corresponde a la Furia - Apatía - Impotencia – Torpeza, etc. El acople del segundo modelo es la clave del Virtuosismo.

Dirección progrediente :

fisiología - soma ello (pasión- instinto) inconciente (destreza) musculatura = Excelencia Deportiva

Otra prueba que el que juega es el inconciente, o mejor dicho, el sujeto del inconciente, la encontramos en una prueba hecha más de mil veces, si le preguntamos a un eximio jugador como hace tal o cual cosa, no sabrá decirnos o nos dará una pobre explicación, y finalmente nos dirá que eso le sale solo, es decir sin el yo y sin la conciencia. Sale del Ello y del inconciente.
Sobre este tema citamos textualmente al mismo Loehr, generalmente (los jugadores) lo pueden hacer pero no pueden decirlo exactamente como. En gran parte el control que han logrado es inconciente y automático. Horas y horas de práctica y juego han dado como resultado una serie de movimientos altamente complicados y eficientes que se pueden ejecutar sin intervención de la conciencia. “Es como si yo no lo hiciera, como si otro lo estuviese haciendo por mí.” Estos autores se contradicen por no incluir una teoría que incluya al inconciente. No los estamos criticando ya que queremos sumar, lo que se quiere plantear es que si esas agudas observaciones se integran a una teoría tan productiva como la psicoanalítica, cobran nueva vida y tienen mayores posibilidades de encontrar una solución concreta cuando las cosas no funcionan a nivel de éxito deportivo.

Aunque la mayoría de los centauros eran bárbaros y salvajes, Quirón fue un médico sabio, experto en arte y caza, tutor de varios héroes, entre ellos Aquiles.
El centauro griego representa el tránsito y la unión del “instinto” animal con la razón. En el sentido del deporte, la caza o la guerra, personifica una armónica
relación del ello con el inconciente, que corresponde a nuestro segundo esquema (fluidez).Ánfora siglo IV a.C.

© Gustavo Maure

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Deianeira Abducted by the Centaur Nessus - Guido Renis 1621 - Museo Louvre París


¿ Que factores pueden perturbar la fluidez?

• Los factores neuróticos como un ello pulsional, díscolo e indisciplinado.
• La pulsión de muerte acumulada en el ello al modo de culpa inconciente o autocastigo.
• El poder inmisericorde de la mirada del otro.
• El nerviosismo y/o la angustia escénica.
• Y la crueldad y autocrítica de un severo superyó, son los principales demoledores de la fluidez psíquica o de lo que comúnmente llamamos inspiración o estar en vena.

 

Bibliografía e imágenes

Loehr, James. Fortaleza mental en el deporte, Buenos Aires, 1990, Editorial Planeta, 2° edición, pág. 93

Loehr, James. Fortaleza mental en el deporte, Buenos Aires, 1990, Editorial Planeta, 2° edición, pág. 93 y 94

Loehr, James. Fortaleza mental en el deporte, Buenos Aires, 1990, Editorial Planeta, 2° edición, pág. 99

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