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Psicología del Deporte
Autor: Gustavo Maure
Quinta Parte
Historia, evolución y comentarios sobre algunos deportes

Historia del Fútbol

Islas británicas: Juegos de carnaval; Shrovetide Football

También fue llamado el balompié de la multitud, en realidad era un juego más cercano al rugby, tanto por la rudeza como por la posibilidad de tocar y transportar la pelota con las manos.
El proto fútbol fue desarrollándose en los países del las islas Británicas, y ya se tienen noticias de este en el siglo VIII d.C. Los anglosajones adoptaron este deporte muy rápidamente desde las primeras visitas que realizaron los legionarios romanos a Inglaterra. Lo desarrollaron de una manera asombrosa. Por primera ocasión, en tan lejana época, se tuvo el concepto de ligas en las que participaban equipos representativos de pueblos y caseríos que competían entre sí.

Se practicaba en forma muy rudimentaria, era una especie de "encuentro masivo", sin limitación del número de participantes. No había reglas estrictas y era mucho más violento, según un antiguo manual de Workington, Inglaterra, “todo estaba permitido para llevar el balón a la meta contraria, con excepción del asesinato y el homicidio”. (Fuente FIFA) El "Shrovetide Football", se practica todavía hoy los martes de carnaval en algunos centros tradicionalistas, tales como Ashbourne, pero en forma mucho menos brusca y sin el gran número de bajas que ocurrían en los siglos pasados.


Encuentro de fútbol de carnaval

Recreación actual del "Shrovetide Football" en Ashbourne
La pelota puede empujarse tanto con las manos como con los pies

El juego prosperó notablemente en Inglaterra a partir del siglo octavo. Era increíblemente popular entre las clases obreras y había considerables variaciones regionales a través del país. Los encuentros eran normalmente asuntos violentos y desorganizados con cualquier número de jugadores, no era infrecuente que más de mil personas participaran en un solo encuentro. Por el siglo XI se jugaba a menudo entre las aldeas rivales y la cancha podría ser un área increíblemente grande. El campo de juego no estaba delimitado e incluía las calles, los campos, los cuadrados de la aldea y cualquier lugar adonde fuera llevada la pelota.

A principios del siglo XII, durante el reinado de Eduardo II, el fútbol ya era muy popular en Londres, pero se manifestaba como un deporte vulgar y sin reglas, sobresaliendo una pésima conducta por parte de sus integrantes, el nivel de violencia era asombroso. A los opositores se los golpeaba con el pie o con los puños y los jugadores eran heridos regularmente. Además de cualquier daño corporal que ocurriera, eran destruidos incontables elementos de la campiña en el curso de un encuentro. Los campos y sembradíos eran arruinados, al igual que cercas y los setos. Los daños también alcanzaban a las casas y a los negocios dentro de las calles principales de la aldea (o dondequiera que el juego siguiera en su curso).

Para la gente que vivía dentro de las ciudades, el proto fútbol seguía siendo un concepto extranjero y considerado como una “costumbre rural”. Sin embargo por la mitad segundo del siglo XII el balompié se había establecido en Londres. Antes de 1175 una competición anual había sido establecida en el calendario y cada martes de carnaval el juego creaba un enorme interés y expectativa.

El desarrollo del juego urbano no es bien sabido pero algunos registros citan la naturaleza violenta del juego dentro de ciudades, existe incluso una mención de un jugador que fue apuñalado a muerte por un opositor. Los expedientes también señalan a las mujeres como partícipes de estas batallas campales. Pero aunque los registros tienden a citar más la violencia es seguro que se trataba de una época más alegre y divertida que la de las frías metropolis actuales.

Una pintura ilustra la enorme algarabía del juego en carnaval

La popularidad y violencia de este fútbol primitivo, jugado en calles, villas, terrenos y campos, puede medirse a partir de los decretos y leyes que intentaron prohibirlo. Debido a la forma ruda y brutal como se jugaba generaba innumerables quejas, especialmente de los comerciantes cuyos establecimientos eran dañados por los jugadores callejeros, y de padres cuyos hijos eran severamente lesionados en los partidos. En 1314, al alcanzar los daños proporciones alarmantes, motivaron que el alcalde de Londres lo prohibiera por completo con pena de cárcel. En 1331, el Rey Eduardo III promulgó un enérgico decreto intentando eliminar el juego por provocar escándalos públicos.

Existen relatos fidedignos donde se afirma que los soldados británicos jugaban con la cabeza decapitada de algunos enemigos. Se cuenta que en Kingston Thames y en Chester se jugó con la cabeza cortada de un rey danés derrotado. Esta barbarie se ha comprobado en algunos motines de prisiones actuales. En la Edad Media hubo muchos caballeros obsesionados por los juegos con pelota, entre ellos Ricardo Corazón de León, quien llegó a proponer al caudillo musulmán Saladino, que dirimieran sus cuestiones sobre la propiedad de Jerusalén con un partido de pelota.

Durante la Guerra de los Cien Años contra Francia (1338-1453), los reyes sajones lo prohibieron a fin de evitar que los jóvenes dedicaran energía a este juego en lugar de prepararse directamente para la guerra. Un famoso decreto de 1424 de Jaime I, rey de Escocia, establece que "ningún hombre debe jugar al fútbol".

A comienzos del siglo XVI se inicia el dominio del puritanismo en Inglaterra, quien ve con malos ojos al fútbol y al teatro. Se imponen los domingos sin entretenimiento en los cuales no puede haber ni teatro ni fútbol. Y en Derby, las autoridades deben recurrir a las leyes contra la insurrección para impedir que la gente siguiera practicando el juego. Pero nada ni nadie pudo impedir que el juego se extendiera como reguero de pólvora.

El puritanismo inglés intentó prohibir el juego debido a “los cuellos quebrados
junto con otros huesos, el derramamiento de sangre y algunas muertes.”
según escribió el líder puritano Philip Stubbes

Durante el siglo siguiente, la extraordinaria popularidad del juego entre gente humilde lo mantuvo vivo, aún a costa de bandos y edictos publicados por reyes y reinas que intentaban impedirlo de cualquier manera. Era, sin duda, el más popular de todos los juegos que practicaba la gente del pueblo y los soldados durante el siglo XVII.

Con otra óptica el abogado inglés Richard Mulcaster empieza a ponderar al juego como una forma de educación, pregona lo positivo del fútbol en los colegios, pidiendo se elimine la parte violenta del mismo, que se regule el juego con leyes y que se incluyan jueces que controlen el cumplimiento del reglamento. Al incorporarse a los colegios se inicia un proceso de reglamentación, desde la duración de cada partido hasta la cantidad de jugadores por bando como la restricción a la agresividad.

El fútbol femenino ya se practicaba y eran habituales los partidos de solteros contra
casados y los de solteras contra casadas. El fútbol femenino ya tenía heroicas antecesoras.
Por otra parte las mujeres participaban en todos los juegos de carnaval..

Al llegar el siglo XIX, la popularidad del juego, todavía no podríamos llamarlo auténticamente fútbol, era tan grande que ya no se podía ignorar y ya se empezó a practicar en las escuelas públicas. Pero aún seguía siendo un juego rudo, lleno de violencia, donde los jugadores podían golpear las piernas del oponente sin problemas. Además, una variante del juego aceptaba que por algunos momentos el jugador podía tomar el balón con las manos. Esta variante se la practicaba especialmente en el colegio de Rugby, de donde derivaría el nombre de ese deporte que limó las duras formas propias de su historia.

En 1863, en la Universidad de Cambridge, un grupo de entusiastas educadores establece los primeros reglamentos del fútbol, prohibiendo el uso de las manos e intentando restarle su violencia primigenia. De esta manera, nace el fútbol actual y se separa definitivamente del rugby. El 23 de octubre del mismo año puede considerarse como el día del nacimiento del fútbol. Fue en la Freemason’s Tabern de Londres, el lugar donde se fundó la “Asociación de fútbol de Inglaterra”. Luego siguieron la de Escocia (1873), del País de Gales (1875) y la de Irlanda (1880).

Como vemos la historia del fútbol ha sido una constante “batalla” para despojarlo de su violencia, pero todavía el armisticio final no ha sido definitivamente firmado. No concordamos con muchos de los escritos que sutilmente tildan de bárbaros a los juegos practicados fuera de los países civilizados, cuando en realidad la violencia en el deporte es un problema mundial, la existencia actual de los hooligans lo confirma plenamente. La valía o agresividad sublimada, descripta en este libro es un proceso que a los largo de miles de años no termina de instalarse totalmente.

Con la definitiva instalación del fútbol algunas dictaduras se dieron cuenta que el juego generaba distracción frenando revueltas políticas, como el caso de Franco, que ante cada ante cada huelga o protesta masiva, el gobierno respondía con atractivos partidos de fútbol y corridas de toros o la Junta Militar Argentina que en 1978 usó la conquista del campeonato mundial para fines de propaganda y distracción, postergando por un tiempo que la población conociera y actuara respecto a las torturas y desapariciones. Los gobiernos manipuladores captaron claramente como en el fútbol se descargan y liberan impulsos hostiles que estaban dirigidos contra la dictadura y lo utilizaron para disminuir a presión política que sufrían. Por el mecanismo de identificación no solo el jugador descarga su agresividad en el campo de juego sino que también lo hace el espectador.

El deporte y la guerra confluyen en una histórica jugada.
México, Mundial 1986, Maradona arranca en campo argentino avanza eludiendo y
dejando atrás a numerosos rivales para concretar un decisivo gol frente a los ingleses que de esta forma quedaban eliminados de la copa.

© Gustavo Maure

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