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Psicología del Deporte
Autor: Gustavo Maure
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RELACIONES DE LA PULSIÓN CON EL DESEO INCONSCIENTE, EL COMPLEJO DE EDIPO, EL SÍNTOMA Y LA CURA.

Vengo de no sé donde,
Soy no sé quien,
Muero no sé cuando,
Voy a no sé donde,
Me asombra de estar tan alegre.
Martinus von Biberach

 

Para su concepción del síntoma Freud define un esquema extraordinariamente simple de su teorización pero al mismo tiempo fecundo en lo que hace al ordenamiento de su topología del aparato psíquico.
Divide a la representación del monto de afecto. la primera permite la simbolización inconciente, el sentido del síntoma. El segundo corresponde a la satisfacción erógena desconocida que se obtiene del síntoma y que encuentra su modalidad específica a partir de la fijación pulsional.

Podemos escribirlo de esta forma:

Destacamos así el factor cuantitativo, pero para poder destacarlo se hace necesaria hacer una distinción cualitativa entre ambos términos.
La primera y más simple es que las representaciones, vorstellungen, son huellas mnémicas de percepciones mientras que el afecto es una descarga de la pulsión.
En El yo y el Ello Freud destaca una diferencia, para ingresar a la conciencia las primeras solo tienen acceso a ligándose a representaciones palabra en el preconciente, mientras que las segundas acceden directamente bajo la forma de sensaciones y sin enlace a representaciones palabra.
Las vorstellungen forman la trama del inconsciente; en cambio las pulsiones, o mejor dicho las agencias representantes de pulsión, los triebrepräsentanz constituyen el núcleo del ello.
Haremos una introducción a estos términos.

LAS PULSIONES:
El concepto de pulsión es un desarrollo teórico específico y original del psicoanálisis. Aparte de su palabra derivada, compulsión, no tiene un equivalente en castellano, pero encontramos un término similar, pulso, hermosa y palpitante metáfora para significar la vida y transportarla al psiquismo. La fuerza misma de lo viviente en el psiquismo. La raíz y el fundamento del acontecer psíquico.
Desde su composición las pulsiones admiten cuatro elementos, la fuente, el empuje, el objeto y la meta.
En su desarrollo infantil la libido toma la forma de un autoerotismo fragmentado, el bebé es un perverso polimorfo, para luego organizarse bajo la forma del narcisismo. Podemos decir que se hace un cuerpo a partir de las zonas erógenas libidinizadas subordinadas a la imagen unificada del yo.

Eros cumple también una importante función con respecto a la subrogación de la pulsión de muerte, se abraza a la misma intentando fusionarse para colocarla a su servicio, fenómeno que sale a la luz por su contrario en la regresión denominada desmezcla pulsional, donde Thánatos se independiza procurándose sus propios fines.
Si tomamos en cuenta la relación al placer podemos distinguir entre una satisfacción pulsional caracterizada por el principio de placer irrestricto y la realización de deseo que se caracteriza por la ligadura de la moción pulsional a representaciones que la cualifican. Podemos decir que el deseo es algo diferente a la descarga pulsional ciega e inmediata que toma por la vía más corta. El placer que deja la realización del deseo es más duradero y cualitativamente superior. Por lo tanto la constitución del deseo genuino es efecto de un trabajo sobre las pulsiones y las identificaciones alienantes.
Algunas manifestaciones pulsionales son producto de tempranas identificaciones que trazan una vía de descarga, un automatismo.

LA PULSIÓN SE DIFERENCIA DEL INSTINTO:
En el desarrollo de la especie el instinto es una memoria que repite las mejores respuestas que las sucesivas generaciones han podido encontrar en función de la supervivencia y adaptación activa al hábitat.
La forma y características del cuerpo se repiten a través de los diferentes individuos y el instinto implica la utilización de ese cuerpo en la lucha por la vida.
En este sentido la base genética es el gen, el origen del individuo, pero este no es otra cosa que el desenlace de la especie, la culminación de las sucesivos cambios, el desarrollo alcanzado a lo largo de miles de años, el instinto y la embriología son, en este sentido, la memoria del otro antecesor. El gen es en esencia un reservorio mnémico.
El animal repite su conducta, si no existe una alteración en el hábitat no cambia.
Pero la misma evolución permite también la producción de lo nuevo, tanto en la conducta como en la variabilidad genética que siempre es una repetición sobre la base de una nueva combinatoria. Por este motivo la biología necesita los dos sexos. Para que no existan clones, permitiendo la diferenciación, ciertos individuos de una especie se convierten en una nueva rama cuando no pueden fertilizar a sus anteriores parientes. La selección sexual desempeña un papel decisivo en el desarrollo de las especies.

En un sentido general, la función de madre, el amor de madre respecto a la cría se radicaliza y especializa con un desprendimiento de los reptiles, los mamíferos. Aparecen los afectos como reacción y el instinto articulado al aprendizaje en la relación con la madre o el padre. Si lo comparamos con sus antecesores podemos observar que la tortuga de mar jamás conocerá a su progenitora, pero instintivamente ya “sabe” todo lo que tiene que hacer para sobrevivir apenas rompe el cascarón. A otros reptiles les conviene estar lejos de su madre para evitar ser devorados en una hambruna revelando un antecedente ancestral de angustiantes fantasmas neuróticos. Miles de años después el significante introducirá otro salto evolutivo solo comparable a la aparición de la mama. Simultáneamente el humano conserva afectos filogenéticamente anteriores pero modificados por el efecto del significante sobre la pulsión.

Respecto a su conducta el animal no tiene enigmas acerca de su realización como ser vivo, no tiene la incertidumbre de cómo ser macho o hembra, como cortejar y cuando procrear, o como procurarse el alimento o defenderse. El instinto le marca un saber impuesto y efectivo, la mejor conducta que la especie pudo alcanzar a lo largo de su historia, pero todos los individuos repiten lo mismo, el instinto iguala a los individuos, mientras que la pulsión los diferencia entre sí.

El ser humano perdió el instinto, en ese sentido es un animal extraviado en la vida.
Por este motivo la cultura, el otro, la familia, el complejo de Edipo y el significante han cobrado una relevancia que los convierten en esenciales para el desarrollo del mundo pulsional y por ende del verdadero ser. Recordamos que para Freud el ello es el núcleo de nuestro ser.
El paraíso perdido evoca así un doble sentido, en lo individual es el abandono del útero materno y de la primera infancia. En la experiencia de la especie alcanza a la pérdida del instinto como realización lograda del ser, comer la manzana del árbol del conocimiento significa la culpa por haber accedido al significante, a la cultura y a la conciencia. Que Adán y Eva se den cuenta que están desnudos representa, primero que tienen conciencia y segundo muestra la forma en queda afectado el instinto sexual transformándose irremediablemente en pulsión.
El génesis ilustra de un modo magistral el desprendimiento del hombre de la naturaleza. Quedará por verse si la manzana del árbol de la vida eterna ha sido mordida al conocer los secretos del genoma humano que permiten la manipulación de la vida misma.

La pérdida de saber que presupone el abandono del instinto, y que caracteriza a la pulsión, alcanza su punto culminante a la hora de trazar las vías de la sexuación, no existe representación o significante que pueda dar cuenta sobre que es ser hombre o ser mujer. La pulsión los aborda como puede en polos que la aproximan, activo-pasivo, sujeto-objeto y fálico-castrado, pero la insatisfacción de las experiencia demuestra que son insuficientes.
Pero justamente esta falla, esta falta de saber, esta ausencia de la última palabra sobre el tema, abre el camino a la particularidad, masculinidad y feminidad, junto a sus derivados, amor, goce, deseo, paternidad y maternidad, unidos a la sublimación son las máximas aventuras que le toca realizar al ser hablante.
Cada uno de estos términos puede realizarse según la repetición de los traumas, alienaciones y fijaciones infantiles, todo esto sin que el neurótico ponga reparos, lo que representa una negación de la aventura en el buen sentido del término, o en cambio organizarse bajo la forma de la innovación o experiencia inédita del sujeto, desafío que el análisis deberá proponerse si aquello que se busca es el deseo genuino del analizante.
El complejo de Edipo es la trama nuclear, es el único e imprescindible escenario donde se trazará el guión particular o fantasma que ha de disfrutar o padecer cada ser humano en tanto no pueda desprenderse de él. Las fijaciones edípicas constituyen el núcleo de la organización pulsional.

COMPLEJO DE EDIPO. Si Freud se hubiera limitado a señalar la importancia de la familia, no hubiera encontrado tantas objeciones y críticas como suscitó su teoría. Pero no cedió en las palabras y designó al complejo nuclear en la forma en este se desarrolla en el Inconciente, Complejo de Edipo.
La pulsión, cruda, bestial, a-cultural en principio, no tiene otra forma de organizarse y de ingresar a la cultura que no sea esta, a lo bárbaro, a lo pulsional. Como lo muestran crudamente las pesadillas, gozar sexualmente con la madre y matar al obstáculo, el padre. Normalmente la represión disfrazará formas sustitutivas y poco reconocibles en sus retornos aliviando la angustia.
El Edipo también puede tramitarse según la forma narcisista de identificarse al falo materno bajo la sombra del fantasma perverso, desmintiendo así la ley del padre. Si se observa cuidadosamente esta segunda posibilidad es otra manera de matar (desmentirlo) al padre para quedarse en la célula narcisista pero identificado a la madre o a un objeto de ella (el pene) inmortalizando el lazo que los une.
Si el desarrollo de la pulsión al deseo se alcanzó de modo no neurótico estas raíces no salen a la luz y pasan desapercibidas, pero la regresión de los síntomas, sus fantasías inconscientes, el deseo siempre incestuoso y la consiguiente defensa frente al mismo organizan la sintomatología del neurótico. En la regresión del síntoma y en su sentido inconciente se capta la etiología sexual que se disimula por la desfiguración.

El yo no admite fácilmente la existencia de las raíces edípicas de los síntomas, como tampoco las fantasías inconscientes que lo gobiernan, pero paradójicamente se ve obligado a gastar el máximo de sus recursos energéticos en su lucha contra el complejo y las fijaciones pulsionales.
Un neurótico no aceptará que tiene una fantasía inconsciente masoquista, ni mucho menos realizarla, pero en los momentos claves de su vida se manejará con inhibiciones como si estuviera simbólicamente atado, no sabrá expresarse como si estuviera simbólicamente amordazado y finalmente se hará castigar, azotar, por un destino cruel grabado en un sádico superyó. Los síntomas neuróticos implican una relación de satisfacción de una fantasía sexual inconsciente a la que podemos llamar fantasma, esta fantasía es el mal anclaje del desarrollo libidinal en puntos de fijación y detención de su progreso.

LA CURA. La primer coordenada clínica freudiana es hacer conciente lo inconciente, constituye un trabajo sobre representaciones, vale decir, se centra en la interpretación de las formaciones del inconciente, pero importantes obstáculos en la cura mostraron que la labor psíquica necesitaba un segundo paso, ya que se hizo necesario transformar aquello que se conocía, es decir lograr el dominio de la pulsión.
Objetivo clínico que Freud, con gran economía de palabras, resumirá en una mínima frase donde se encierra un mundo posible, una frase que nos recuerda a los presocráticos por el enigma y la promesa que encierra, Wo es war, soll ich werden, donde ello era, yo debo advenir.
La compulsión a la repetición, resistencia del ello, justifica por sí sola la existencia de la segunda coordenada clínica.
Podemos distinguir así dos tipos de patologías neuróticas, aquellos pacientes que tienen síntomas con alto predominio de simbolización y a cuya sintomatología esencial la definimos como formaciones del inconsciente.
Y otro tipo de pacientes en los cuales existe un predominio de actuaciones pulsionales, adicciones, lesiones psicosomáticas, jugadores compulsivos, actings out, pasajes al acto o graves compulsiones a la repetición. Se delimita una clínica de la pulsión, conformada sobre lo que podemos llamar las formaciones del ello, con otra modalidad de encuadre y de manejo de la transferencia. Obsérvese que hablamos de predominio entre las dos modalidades, ya que las dos formaciones neuróticas pueden coexistir o alternarse.

El analista interviene entonces sobre la raíz misma del padecer psíquico. La pulsión no es una entelequia, ni un término imaginario. Es un concepto objetivo, verificable en sus desbordes y consecuencias.
Se caracteriza por una modalidad de satisfacción repetitiva, que paradójicamente no es más que una constante insatisfacción. Podemos decir que la pulsión se satisface en su propia insatisfacción. El drama del alcoholismo, del tabaco o de la droga reposan en esta necesidad incoercible donde cada vez es necesaria una cantidad mayor para alcanzar un placer cada vez menor. Todo exceso es seguido siempre de una desilusión en cuanto al placer que se esperaba obtener. La cantidad no necesariamente asegura la calidad.

Una expresión común diferencia al ello del yo, “quisiera dejar de.... pero no puedo, eso es más fuerte que yo”. Ese eso es el Ello, el mundo pulsional, gobernado por el principio de placer irrestricto que conduce inexorablemente al más allá del ppio. del placer.
También la palabra pulsional ha devenido un adjetivo para calificar diferentes conductas que llevan la impronta del ello. Por ej. El drama de los pulsionales emperadores romanos residía en su permanente insatisfacción. Fuma o bebe pulsionalmente.

LA PULSIÓN ES LO MEJOR Y LO PEOR QUE TIENE EL SER HUMANO.
Mientras que el instinto se caracteriza por su rigidez, la pulsión es versátil y plástica. Pero debe articularse; Si Eros queda al servicio de Thánatos y ambas subordinan al yo, este les brinda el soporte del fanatismo o el fundamentalismo, que podemos calificar como razonamientos pasionales del ello que solo sirven para justificar los desbordes pulsionales, tenemos entonces el caldo de cultivo psicológico de donde parten las guerras, los genocidios, la tortura o la esclavitud.
Es una compulsión repetitiva de nuestra especie contra la que se alzan numerosas voces. Bertrand Russell decía “Aprendemos de la historia que los hombres no aprenden nada de la historia”.
Los neuróticos suelen presentar pseudo razonamientos similares que solo buscan justificar sus síntomas o satisfacciones pulsionales afirmándolos como egosintónicos, por ej. “De algo hay que morir.” En estos casos la palabra no subordina o subroga a la pulsión sino que queda gobernada por ella, el significante ha quedado al servicio de la tiranía pulsional que opera con fuertes cargas de investidura. El proceso es gobernado por la compulsión a la repetición o resistencia del Ello.
Si en cambio Thánatos se subordina a Eros, y aquí deberíamos extender el término sublimación para que abarque e incluya a la pulsión de muerte, vale decir que esta pierda su fin específico y quede al servicio de la vida, y al mismo tiempo Eros pueda alcanzar vías de realización renunciando a la satisfacción inmediata en función del placer más duradero o principio de realidad, surgen las mejores acciones del ser humano, el altruismo, los actos de amor, el estado de derecho, la igualdad ante la ley, el respeto a la vida, a la libertad y a la diferencia.
Definitivamente debemos incluir entre la patología a la heterofobia, la angustia ante lo diferente. Podemos definirla como un sentimiento de temor y rechazo ante los otros, ante lo diferente al yo que no pertenece al conjunto de identificaciones concientes.
El filosofo español Fernando Savater dice, este no es un sentimiento humano sino humanísimo. (1) No solo es la intolerancia ante lo ajeno sino que también afecta al ser particular, al propio desarrollo del sujeto, como señala Nietzsche en la Gaya Ciencia, “en la mayor parte de las épocas no hubo mayor desgracia que sentirse singular”.

Es como si el hombre actuara lo peor de la pulsión, el odio al hermano que es distinto e intentara matar lo mejor que el trieb nos puede brindar, es decir la posibilidad de ser diferentes. Muchos sistemas políticos, religiosos, educacionales y familiares se han organizado bajo esta influencia fóbica.
En sus formas extremas puede tomar la forma perversa del odio racial o religioso y tiene siempre como fundamento una fuerte fijación narcisista de orden homosexual donde solo lo idéntico tiene valor, pero desplazado del genital a la idiosincrasia.
Puede agregarse el reinado del superyó en su carácter de cultivo puro de pulsión de muerte. Son formaciones de la pulsión de muerte bajo la égida del superyó.
Este no tolera la diferencia intentando borrarla desmintiendo la ley de la castración.
La diferencia con la defensa perversa frente a la castración, por ej. el fetichismo, es que en esta es el yo el que organiza la renegación mediante su escisión o spaltung, aceptando la castración en una corriente y desmintiéndola en la otra, en cambio en estos casos es el sádico superyó patógeno el encargado de ejecutar la defensa, y lo hace utilizando su única herramienta, la pulsión de muerte. No desmiente la realidad, la elimina o la destruye.
La importancia del obsceno personaje se evidencia en el hecho que siempre se encuentra un sistema de valores pasionales lindantes con el fanatismo o el fundamentalismo. La dolorosa expresión que afirma en nombre de los más altos ideales se han cometido los crímenes más horrendos encuentra así su cabal explicación.
El yo se somete a los dictados de la instancia parental o directamente se identifica con esta. Al igual que en las formaciones del ello, la palabra no tiene poder para subrogar a la pulsión de muerte, sino que por el contrario esta la convierte en su instrumento, solo sirve para organizar pseudo razonamientos pasionales destinados a justificar lo injustificable. Puede incluso ser una perversión colectiva si los miembros de la masa tienen un superyó en común sostenido por un líder mesiánico.
Aunque existen muchos graduaciones, la solapada discriminación al semejante, por ejemplo al discapacitado, no escapa a este proceso.

La xenofobia, por otra parte, es solo una forma particular de la heterofobia, la fobia a lo diferente abarca e incluye a fenómenos tales como la violencia en fútbol o guerras entre clanes, tribus o países vecinos. También derivan de ella formas muy sutiles pero que logran oprimir al neurótico, básicamente la represión del desarrollo de la subjetividad, sea en el pensamiento, la sexualidad o la forma de ser.

TRAMITACIÓN PSÍQUICA DE LA PULSIÓN EN EL INCONCIENTE
Este es uno de los temas más complejos del psicoanálisis y donde existen disidencias importantes entre diferentes escuelas y autores. Abordaremos dos o tres nudos cruciales y de esta forma por lo menos habremos expuesto una forma de pensar el problema lo que nos permitirá extraer consecuencias clínicas muy importantes.
Podemos realizar una concepción metapsicológica de la pulsión:
Tópicamente es un concepto límite, trieb.
Dinámicamente es un representante de tensiones somáticas, psychischer repräsentanz.
Económicamente impone una exigencia de trabajo al psiquismo, trieb repräsentanz, en parte equivalente al monto de afecto.

Tópicamente la pulsión es un concepto límite entre lo psíquico y somático. Por lo tanto solo accede a condición de estar representada. En este sentido es un representante psíquico, psychischer repräsentanz, de poderes orgánicos.
Dinámicamente, esta representación implica una delegación, la pulsión debe encontrar, por su cuenta, una vía y un objeto. Si bien las raíces de la pulsión, las fuentes, son somáticas no se trata de una concepción biologicista, ni de un paralelismo psicofísico, como tampoco una sobredeterminación genética.
Los representantes de pulsión se delegan al psiquismo, están librados a su suerte, a la experiencia absolutamente particular de la sexualidad infantil, aunque conservan la marca filogenética tal como lo expresan las series complementarias.
Mientras que el instinto está profundamente determinado por las huellas de las generaciones anteriores, en la pulsión el acento recae sobre la experiencia individual, sexualidad infantil y complejo de Edipo, las representaciones cosa servirán a esta inscripción.
Aún en las necesidades de la autoconservación, por ejemplo el hambre, la pulsión deberá encontrar un objeto, el pecho, una zona erógena, erotizará la alimentación, libidinizará al objeto por apuntalamiento, se detendrá en fijaciones, buscará sustitutos, etc.

Dado que el ser individual está condenado a la muerte la sexualidad es una exigencia esencial y un imperativo que todo organismo vivo sobre la tierra debe realizar en algún momento de su existencia. Toda especie viviente ha cumplido inexorablemente con este requisito. La sexualidad es el punto donde el individuo hace su aporte a la cadena de la que es eslabón, vale decir a la especie.
En el animal la sexualidad se halla exclusivamente al servicio de la procreación. En el humano se ha desprendido de la exclusividad de este fin y motoriza el conjunto de su actividad psíquica con excepción de una mínima porción instintiva.
La notoria plasticidad de la sexualidad hace que la pulsión deba recorrer todo un camino que se realiza a través del Complejo de Edipo, con multiplicidad de fijaciones a pulsiones parciales que forman parte del “destino” o programa de vida que determina en cada sujeto su modalidad de gozar. Vemos ahora esa relación de representación, de delegación, el soma impone la tensión, pero que la pulsión se arregle “como pueda”, forma parte del desamparo humano en la elección de su destino pero justamente por esto es una condición de la particularidad que nos caracteriza. El análisis es un trabajo que ensancha o instaura un horizonte de libertad para el sujeto en la medida que lo libera de la tiranía de las fijaciones pulsionales.

El tercer factor metapsicológico, el enfoque económico ocupa una importancia radical tanto en cualquier cuadro clínico como en la vida normal, sea por exceso o defecto.
Para su tramitación en el psiquismo la pulsión se inscribe bajo la forma de la agencia representante de pulsión, triebrepräsentanz.
Freud en el artículo sobre la represión especifica el destino pulsional. “Ahora bien, la observación clínica nos constriñe a descomponer lo que hasta aquí concebimos como unitario, pues nos muestra que junto a la representación (vorstellung) interviene algo diverso, algo que representa (räpresentieren) a la pulsión y puede experimentar un destino de represión totalmente diferente al de la representación (vorstellung). Para ese otro elemento de la agencia representante psíquica ha adquirido carta de ciudadanía el nombre de monto de afecto (affektbetrag) (2) Los afectos no encuentran expresión en el inconciente ya que su desarrollo solo puede pertenecer al preconciente en la medida que corresponden a una descarga de la pulsión. En el inconciente no existen afectos reprimidos, aunque a la pulsión se le presenta la posibilidad de un planteo (de amago) a la que no se le permite desplegarse. (3)
Los destinos de ambos son diferentes en el acto de la represión. Incluso podemos decir que la esencia de la represión es el divorcio entre la represión y el afecto. La representación se reprime y el afecto se suprime. El afecto solo quedará libre en el tercer tiempo o fracaso de la represión, donde podrá enlazarse a representaciones sustitutivas. Así, muchos afectos del neurótico son engañosos ya que derivan de formaciones del inconsciente mediatizadas por la represión.

Este sustituto se presenta a la observación como un suplemento de afecto de cualidades variables y deriva de una asociación inconsciente. En cada situación que presenta un desborde o exceso de afecto encontramos una asociación inconsciente con un material reprimido en general perteneciente a una fijación libidinal del Complejo de Edipo.

Si este retorno no se produce encontramos en la supresión, unterdrückung, del afecto la condición de la alexitimia, particularidad muy llamativa en los pacientes con lesiones psicosomáticas.

En consecuencia la agencia representante de pulsión se divide en un componente cuantitativo o monto de afecto con desarrollo preconciente y por otra parte en el representante representación (vorstellung-repräsentanz) que sí se inscribe en el inconciente y permite una relación de fijación entre la pulsión y el objeto.

Cuando la agencia representante de pulsión inviste, literalmente ocupa a una vorstellung, se fija la pulsión a un objeto, por ejemplo el pecho y se constituye el representante representación, el vorstellung repräsentanz.
Encontramos dos elementos diferenciados que se traducen igual, pero que en alemán son dos palabras diferentes, la representación y el representante, la vorstellung y el repräsentanz. Su traducción literal es el representante de la pulsión en la representación (vorstellung).
Este permite que la pulsión reciba una tramitación en el inconsciente que puede estar tanto al servicio de la represión como de la cualificación o dosificación.
Lacan invierte los términos y traduce como el representante de la representación situando al S2 en este par, equiparando el repräsentanz al significante mientras que las vorstellung implicarán una cierta adecuación a la cosa propia de lógica del conocimiento, pero siempre determinada por el significante que le antecede y la determina.
Laplanche tradujo este término al francés como representant representation y su traducción correcta al castellano no es representante representativo sino representante representación.

De esta forma tanto la experiencia de satisfacción como la representación cosa del objeto se inscriben descompuestas bajo la forma de múltiples representaciones por simultaneidad. La experiencia real se encuentra perdida, su evocación será siempre una construcción o realidad psíquica.

No deberíamos entender al repräsentanz como representando algo que ya existiría primero (la pulsión) y luego enviaría un delegado. El representante crea a la pulsión en el psiquismo. Esta no existe si no es por el circuito que le brinda este repräsentanz. Una clínica de la pulsión opera sobre estas fijaciones pulsionales. La fijación es esencialmente un acto de creación. Al mismo tiempo, si la represión no lo sofoca, el quantum de afecto preconciente circulará en estos circuitos determinados por el inconciente.

Podemos dar así una definición del inconsciente entendido como sistema; Es el lugar donde por mediación del lenguaje la pulsión encuentra a su objeto pudiendo constituirse en deseo.
Podemos incluso extenderla: Es el espacio psíquico virtual donde el Ello se hace Yo. (Cualificación de la pulsión y posibilidad de aseguramiento del placer o constitución del deseo).

Agregaremos ahora un último factor que sale a la luz en la clínica sobre las enfermedades psicosomáticas.
Existe también una representación cosa de la pulsión, el inconsciente debe identificar la tensión que le llega desde el soma. (En ocasiones no sabemos bien que nos sucede hasta que encontramos las palabras apropiadas para poder representarlo.) El bebé llora, la madre en un primer movimiento hace del grito llamado y luego le dice, tienes hambre, tienes frío, tienes sed introduce una serie de representaciones palabra que el niño irá ligando al conjunto de representaciones cosa de las sensaciones propioceptivas. Forman parte del registro del soma, permiten formar la serie placer-displacer que regula las conductas que protegen la homeostasis del organismo regulando una hipocondría necesaria para su funcionamiento.
En mi criterio la sobreadaptación, muy propia en algunas psicosomáticas, se funda sobre una desestimación de estas RC que permiten la puesta en marcha de la homeostasis (ppio. placer).
Se agrega a la supresión del afecto una retrodescarga pulsional a la fuentes, proceso que denominamos pasión.

Podemos resumir lo que antecede en un esquema:

Representación Representante-Representación Inconsciente
Afecto Quantum de Afecto Ello

Una ampliación sobre los destinos del afecto se encontrará en mi trabajo publicado en Conceptos Fundamentales de Psicopatología 1 La Angustia por Gustavo Maure.

EL INCONSCIENTE. LA REPRESENTACIÓN - Vorstellung
Así como el término pulsión se diferenció de instinto, y evoca un trabajo a favor de mantener al organismo en vida, por lo menos en lo tocante a Eros, el término representación proviene de la filosofía y más específicamente de la teoría del conocimiento.
Su origen se remonta a la época medieval donde se lo utilizó para evocar la imagen o la idea del objeto, “la reproducción de una percepción anterior”.
Santo Tomás dice “Representar algo es contener la similitud de la cosa.”
Más restrictivo Descartes afirma que la r. es el cuadro o imagen de la cosa, esta definición privilegia el carácter visual.
En esta línea e influenciado por Leibniz, Wolff introduce en la filosofía alemana el término vorstellung en un libro inhallable que se llama Pensamientos sobre Dios, el mundo y el alma del hombre. –1719-
Permitamos a los mismos filósofos alemanes hacer la equivalencia de vorstellung en otros idiomas: inglés: idea, conception, notion, francés conception, idée, notion, griego phantasia, phantasma, latín perceptio, imaginatio, representatio, idea. Para el castellano tomamos la línea perteneciente al latín.
La forma de entender el término y los problemas que plantea son inherentes a la teoría del conocimiento desde la que cual se lo utilice. Deslindaremos más adelante la epistemología freudiana.

La representación es solidaria del esquema de la represión y tiene un destino diferente al del monto de afecto.
Es condición necesaria para formular la hipótesis teórica del inconciente. Constituye su materialidad. Es el equivalente de las piezas del ajedrez para el juego, que por otra parte tiene sus reglas.
El inconsciente, comparable en cierto modo al tablero, también está gobernado por leyes, rigen las del proceso primario, condensación y desplazamiento. Estas leyes garantizan la sustitución y el intercambio simbólico.
En el sueño las piezas las mueve el deseo, en la vida real puede ser el yo, el ello o el superyó, Eros o Thánatos.
O como dice Borges, Dios mueve al jugador y este a la pieza, pero ¿quién mueve a Dios? El jugador, al igual que el yo, cree ser autónomo. El análisis muestra que en más de una ocasión al jugador lo mueve una compulsión demoníaca, una cara siniestra de la pulsión.

REPRESENTACIÓN COSA Y REPRESENTACIÓN PALABRA
El Preconciente - Conciente: RP Wortvorstellung + RC
El Inconsciente: RC Sach vorstellung o Ding vorstellung

La RP permite una de las formas más elevadas de la conciencia, y forma parte del preconsciente capaz de conciencia. En principio es homologable al significante.
Freud se anticipa a la lingüística señalando su imagen sonora y secundariamente una procedencia visual de la palabra escrita y otra motriz de la palabra pronunciada. El sordomudo la capta en otro plano y el niño aprende a pronunciarla.
La interpretación de un sueño consiste en la traducción de las RC a RP.
El significado de una palabra, el concepto, puede ser expresado por su relación con otras palabras, el diccionario es un claro ejemplo. Son significantes puestos en función de significado.
En Freud, con excepción del pensamiento abstracto, el abrochamiento último de una RP con el significado está dado por las REPRESENTACIONES COSA.
Podemos decir que las RC constituyen el anclaje de las RP. Estas podrán cambiarlo luego en los juegos propios del significante, es decir en los efectos de sentido. Soñamos una cosa, pero luego se trata de otra.

Percibimos la sensación de extrañeza que produce la RP con ausencia de RC, sin su enlace al significado, cuando viajamos a un país extranjero desconociendo el idioma. Si al recibir un llamado no nos dicen el nombre, comprendemos las palabras, pero para saber quien habla intentamos evocar la RC correspondiente a la voz.
En cambio es difícil evocar la RC sola porque en cuanto lo hacemos le agregamos la RP, pero puede captarse en los sueños, en el trauma, en el duelo o en el arte.

En un temprano artículo sobre las afasias (1891) Freud realiza un esquema sobre ambas representaciones: El nombre asociaciones de objeto posteriormente corresponderá a Representaciones Cosa.
En la RP la imagen sonora subroga a las otras percepciones, en las RC la imagen visual predomina sobre el resto de las impresiones sensoriales.

Mientras que la RP corresponde a un complejo cerrado, la representaciones cosa forman un complejo abierto nutriéndose de diferentes huellas mnémicas. Freud deja abiertas otras posibilidades, entre las que podemos incluir los diferentes sentidos, térmicas, táctiles, acústicas, olfativas, gustativas y la percepción neurovegetativa, propioceptiva y también de esquemas motrices de acción.

El pecho, bueno o malo, es en sí un órgano, una cosa, pero puede desempeñar una función simbólica en la medida que se inscribe en el psiquismo bajo la forma de una representación cosa capaz de entrar en juego con otras representaciones, calma el hambre, la sed, brinda el cálido fluir de la leche materna. El bebé se relaciona con él a partir de sus cinco sentidos y de las representaciones propioceptivas que se producen a partir de este, brinda saciedad, luego da placer posibilitando un apuntalamiento erógeno.

La sed, es una palabra, que puede ser definida como la necesidad de beber, pero al ser pronunciada evoca inmediatamente en cada uno de nosotros las sensaciones propioceptivas de la misma, que se originan en la demanda que la pulsión de autoconservación le hace al psiquismo, la sensación que percibimos de este reclamo constituye la representación cosa de la pulsión, ante la tensión podremos decir tengo sed por lo tanto la cualificamos.
Podemos ver como la dingvorstellung permite representar tanto a la pulsión como al objeto que evoca, el agua, permitiendo darle tramitación psíquica a ambos.
El trieb repräsentanz, mediante el quantum de afecto, aportará cuantitativamente la intensidad de la sed, es decir el esfuerzo de trabajo o la perentoriedad que la fuente impone al psiquismo para procurar los fines de la autoconservación.

Podemos definir a las RC como las huellas del la experiencia sensorial con la cosa.
En este sentido Freud no es un idealista, la representación se deriva de un encuentro con lo real, la cosa, das ding, pero simultáneamente no es un positivista que aspira a lo objetivo más allá de lo subjetivo, lo que queda es una serie de huellas mnémicas, una realidad psíquica de ese encuentro.

Esencialmente permiten la realización alucinatoria de deseos en los sueños, cosa que las RP no pueden hacer, mucho menos por sí solas. Así en la vía regia de acceso al Inconsciente pueden presentarse imágenes visuales que son fragmentos de recuerdos infantiles perdidos para la conciencia.
Un ejemplo particularmente vívido en el cual las RC se presentan con toda nitidez es en el trauma, las representaciones cosa retornan una y otra vez, pueden ser imágenes visuales, miradas de espanto, gritos que no se pueden olvidar, olor a pólvora o a quemado, etc.
Detrás de cada movimiento de un bailarín o de un deportista existen innumerables huellas mnémicas que marcan su trazo invisible en el paso o la jugada. Estas huellas son representaciones cosa de esquemas motrices de acción.
Otra forma bajo la cual podemos observar a las RC es durante el duelo. Durante este doloroso proceso el sujeto va desprendiéndose de la ligazón libidinal con el objeto perdido, salen a la luz innumerables recuerdos cosa, todos anclajes de la relación objetal , imágenes visuales; sus ojos, su mirada, sus gestos, auditivas; el eco de su voz, su risa, su llanto, olfativas, su piel, su perfume, táctiles; sus caricias, su piel, su erogenidad, etc. etc.

Muchas de estas huellas retienen al objeto perdido en el yo bajo la forma de la identificación.
La identificación, a mi criterio, puede también ser entendida como una RC, tal como advertimos en el proceso de la cura cuando el yo logra desprenderse de la misma (o eventualmente conservarla pero subjetivada)

Mientras la representación palabra procede del código del lenguaje y su significado es colectivo a los que comparten la lengua, la representación cosa es una experiencia individual y subjetiva, aunque subordinada, posibilitada y enmarcada dentro de las relaciones que determina el código lingüístico.
Por ejemplo mamá, como RP tiene un significado común ordenado en el representante del código, el diccionario, pero su RC es una experiencia absolutamente particular. En el sueño puede aparecer una mirada de maldad, una imagen visual erótica, un momento donde lloró u otro donde defendió al hijo, huellas mnémicas olvidadas o extrañas de la misma, más allá del discurso conciente.

El sujeto humano inscribe su experiencia concreta en huellas mnémicas que darán lugar a las RC. La lengua le permite el ordenamiento de estas impresiones bajo una forma que no ha conocido animal alguno sobre la tierra y que permite obtener como resultado el pensamiento inconsciente. El sueño nos muestra importantes relictos de esa conquista simbólica.

Podemos admitir sin dificultad que el animal dispone de RC absolutamente necesarias para su supervivencia. La gacela vigía identifica por su vista y olfato al león, al correr emite la señal de angustia al resto de la manada, el felino por otra parte suele acechar contra el viento para disimular su olor. Las experiencias de la guestalt confirman como una gallina identifica con precisión la sombra imagen visual del águila rapaz, ignorando otras formas muy similares.
Estas RC funcionan como signos organizando la relación con el mundo exterior. Lo que nos diferencia del animal no son las RC en sí, que por otra parte son más agudas y específicas en este, sino el grado de organización simbólica que alcanzan en el humano, su carácter sustitutivo, una representación en lugar de otra.
Dado que la palabra es nuestra herramienta clínica se presenta una pregunta polémica y crucial: ¿ Que es una representación cosa? ¿es una palabra? el inconsciente ¿está formado por palabras reprimidas? ¿Se puede afirmar que la Representación cosa es un significante ?
Existen diferentes respuestas para estas preguntas.
La respuesta hace muy distinta la forma en que concebimos al inconsciente.
La manera de teorizarlo incide y marca diferencias en la clínica.

En relación a la primer pregunta, la representación cosa, al igual que todas las vorstellungen, son huellas mnémicas, Freud la define en El capítulo VII de Lo Inconsciente “La representación de cosa consiste en la investidura sino de las imágenes mnémicas directas, al menos de las más alejadas que derivan de las anteriores.”
La RC es una imagen mnémica, pero todavía es mucho más que eso, es una investidura, por fuerza no puede serlo de todas las huellas sino solo de algunas, lo que implica ya una selección. El conjunto mnémico es imposible de ser evocado en su totalidad, la investidura lo hace sobre una parte de ese todo, por lo tanto la podemos considerar una primordial sinecdoque. volveremos sobre el tema
Así la mera imagen visual del sueño es ya una lectura del objeto. De la misma forma en que una pintura o una fotografía son lecturas parciales de la realidad. Evocamos una parte; una mirada, una sensualidad en el vestir, un grito, un reto, un beso, una caricia, etc. etc. Otorgan una investidura de cualidad a huellas que no la tienen. En este sentido no existe el objeto sino una lectura del objeto, la realidad es siempre una construcción fantasmática.
LA RC NO ES LA HUELLA, SINO LA INVESTIDURA DE ALGUNAS HUELLAS.
Tiene entonces dos ejes, uno constituido por las imágenes mnémicas presentes, evocadas y otro por las ausentes. Lo que permite homologarla, en planos diferentes, a los ejes sintagmático y paradigmático del significante. Determina un grado de significación, tanto por lo que incluye como por lo que excluye.
En la inclusión puede relacionar por condensación dos series de huellas mnémicas descartando otras conexiones, formando así la base del pensamiento inconsciente. En este proceso intervienen Eros y Thánatos, Eros une conexiones lógicas, Thánatos las excluye, (corta y separa).

Pero debemos tener en cuenta una importante diferencia. Una representación palabra es un significante y sigue sus mismas leyes, es arbitraria en relación a la cosa, caballo, puede ser horse, cavale u otro, es una convención.
En cambio la RC no es arbitraria, lo que tampoco quiere decir que sea cualquiera, pero está obligada a tener una relación de analogía con la cosa.
Recordamos que Saussure entiende que el símbolo no es un significante porque la relación que guarda con el concepto o significado no es arbitraria, y presenta como ejemplo la balanza de la justicia.
Si se traduce una enciclopedia, cambian las palabras, pero una imagen del caballo se mantiene, está en otro registro, visual.
Si la música es un lenguaje universal es porque está formada por un conjunto de representaciones cosa que no admiten traducción, por supuesto excluimos a la letra de la canción que por supuesto está formada por representaciones palabra, aunque la sonoridad, el tono, el timbre de voz son RC.

En el sueño predominan las imágenes visuales, al mismo tiempo que todas las raíces de la RC, olfativas, táctiles, cenestésicas, etc.
Se produce una regresión de las RP a RC.
No son significantes, ni por lo tanto palabras, en la medida que no son arbitrarias respecto a la cosa y están forzadas a la analogía con la misma. Pero la clave reside en que las representaciones cosa son imágenes en función significante.
La RC no se representa a sí misma, sino que ha ocupado el lugar de otra representación reprimida fundando el orden de la sustitución propio del inconciente.
La posibilidad que una RC sea sustituida por otra según la condensación, el desplazamiento y la figurabilidad permiten la producción de un nuevo sentido regido por la realización del deseo.
La regresión permite una expresión absolutamente particular como solo pueden serlo las RC, a tal punto llega esta posibilidad que el sueño se realiza en una lengua particular, cada sueño es un idolecto único, que se usa una vez y se descarta. Es una lengua que no forma un idioma. Aunque el simbolismo onírico es una excepción a este proceso.

El sueño se realiza por fuera de las RP que remiten a un código o tesoro colectivo, es común a los hablantes y constante, mientras que el código de los sueños es particular y variable, se obtiene uno a uno, representación a representación, mediante la asociación libre. El código se renueva sueño tras sueño. Es el ideal nunca alcanzado de los encriptadores cuya pesadilla es que les descifren el código que utilizan.
Así, mientras se descifraban antiguas escrituras de idiomas desconocidos, el misterio de los sueños se mantuvo hermético a sus interpretadores. Entre los antiguos griegos Artemidoro de Daldis se aproximó notablemente, pero se trabó en pensar esencialmente en una analogía entre la representación y el sentido del sueño. No pudo captar que la imagen o representación tenía una variabilidad de significado mucho más extensa que la simple analogía. Sin embargo muchos sueños fueron así muy bien interpretados, una mujer sueña que pierde los dos ojos, sus dos hijos morirían en la guerra. El problema es que a medida que avanza la desfiguración onírica la analogía desaparece, y entonces el sueño se vuelve cerrado e incomprensible.
La relación de analogía solo existe entre la Representación y la cosa. Respecto al sentido solo se accede con la asociación libre y su efecto es siempre sorpresivo.

Por todas estas razones no puede existir un diccionario onírico. El proceso primario no admite aquello que es una condición necesaria del signo lingüístico, una relación constante entre significado y significante.
Paradójicamente, por más progresista que pueda parecer pensar que el sueño está formado por significantes, entonces podría existir un diccionario de sueños, ya que es propio del significante el formar parte de una lengua.
Aunque esto no quiere decir que se desarrolle por fuera del lenguaje, solo que es otro lenguaje.

HAY QUE ENTENDER QUE NO SE TRATA DE OTRO IDIOMA SINO DE OTRO LENGUAJE.
En este sentido el sueño no se traduce, se interpreta.

La palabra mamá tiene un significado común a los hablantes, el sujeto podría decir mamá es envolvente, pero si sueña con una araña que lo envuelve con su telaraña, eso nos dice mucho más sobre sus fantasmas y sobre sus angustias. El sueño no describe, revive, simula una experiencia real, es una realidad virtual pero que se vivencia como absolutamente real, es una auténtica alucinación que se diferencia de las psicosis por estar integrada a una cadena de RC.
Es una regresión no patológica y la única que no restringe la vida anímica, sino que por el contrario le abre las puertas del deseo. Paradójicamente muchos sueños pueden servir para despertar al sujeto de un neurótico onirismo diurno, sinónimo de vivir dormido en relación al deseo.
El sueño va al núcleo de la cosa mediante sus representaciones. Por ejemplo, podríamos decir muchas palabras sobre el matrimonio, en cambio el inconsciente va al grano de la cosa separándolo de la paja de las palabras, lo simboliza como cama y mesa, con quien se come y con quien se duerme.

Existe una diferencia entre el sueño y otras formaciones del inconsciente, entre otras su carácter alucinatorio.
Al mismo tiempo algunos procesos del sueño constituyen un relicto de cómo los homínidos dieron sus primeros y grávidos pasos en la simbolización mediante asociaciones o superposición entre representaciones cosa visuales.
En las psicosis las alucinaciones son representaciones cosa, auditivas, visuales, táctiles etc, sobreinvestidas en el proceso restitutivo o intento de curación, pero han quedado aisladas de la cadena asociativa inconsciente deteriorada por el primer avance de la defensa (enfermedad).

Los objetos del arte son conjuntos de representaciones cosa, no se traducen, excepto las representaciones palabra del cine o el nombre de la pintura o escultura, pero al mismo tiempo los títulos o palabras redefinen al objeto.
Se observa con claridad en la serie de pinturas que distintos artistas realizaron sobre un mismo tema bíblico, Judith y Holofernes, Juan El Bautista, Susana y los viejos, Betsabé, Salomé, Las hijas de Lot, el texto bíblico es exactamente el mismo para todos los artistas pero cada pintura pone de relieve un nuevo sentido a la narración, una mayor o menor implicación subjetiva. Pero al mismo tiempo la pintura se organiza en relación al texto o al nombre del cuadro.
La literatura es una excepción, pero evoca a las RC “un mar transparente” “un cálido beso” “el bosque se inundó de sonidos”.
Rodin, en su escultura “Secreto”, muestra las fusión de dos manos que se toman entre sí partiendo de un solo brazo, hubo una condensación de dos brazos.

De pronto nos damos cuenta que encontramos la misma modalidad de figuración plástica que organiza el proceso onírico.
Esta es la Darstellbarkeit, el tercer modo de representación que describe Freud, la figurabilidad, “como si una tendencia a la figurabilidad presidiese todo el proceso. Adición metapsicológica a la teoría de los sueños. En alemán es la forma de expresión que se utiliza para mencionar una representación teatral, una escenificación, evocamos así la otra escena, la del sueño. En este sentido la condensación y el desplazamiento se organizan en función de la figurabilidad que preside el proceso de simbolización del pensamiento inconciente. Y no se nos escapa que el orden figurativo es la esencia de la metáfora.

Analicemos esta frase de Leonardo Da Vinci; La pintura es poesía muda, la poesía pintura ciega. Aparentemente es simétrica, pero la poesía queda desvalorizada. No existe equivalencia entre la RC y la RP, la pintura puede ser poesía muda, en tanto la RC es capaz de decir sin hablar, pero la poesía no puede ser pintura ciega, porque si la poesía no evoca a la imagen, a las RC, si la ceguera no nos permite evocarlas, la palabra ha quedado sin referente o anclaje y deviene palabra hueca o vacía.

Las RC son esenciales para la posibilidad del goce erótico o el sublimado placer del arte, tanto para la dialéctica del objeto como la organización del cuerpo en sus diferentes zonas erógenas.
No podemos menos que citar al induísta Vatsayana, monje asceta que en el siglo cuatro describía lo que hoy llamaríamos sensaciones:

El kama es el disfrute de los objetos apropiados por medio de los cinco sentidos: oído, tacto, vista, olfato y gusto, ayudados por la mente y el alma. Su ingrediente es un contacto peculiar entre el órgano del sentido y su objeto, y la conciencia del placer que emana de ese de ese contacto se denomina kama.

Podemos decir que entre el órgano del sentido y su objeto se encuentran múltiples representaciones cosa. No existiría fijación de la pulsión ni fantasma a no ser por estas (articuladas por el orden del discurso). En el hinduismo un sutra es la forma más concisa de expresar un principio, para esto es necesario hacer intervenir directamente al significante. Un sutra freudiano es allí donde ello era, yo debo advenir. El fantasma se organiza en una frase, un sutra, un principio de goce, como por ejemplo pegan a un niño. Una ligazón entre una satisfacción erógena y representación del deseo.

Conclusión y resumen:
Saussure definió al signo lingüístico como la relación entre el significado (concepto) y el significante (imagen acústica).
El concepto puede ser expresado por otros significantes en función de significado, un claro ejemplo es el diccionario, pero el mismo Sassaure dejó entreabiertas las puertas para la posibilidad de una imagen visual u otra aportando su cuota de significación. por ejemplo la imagen del árbol (concepto) acompañando al significante árbol.
Freud se deja guiar por los sueños, la vía regia de acceso al inconsciente.
Lo que encuentra es que existe un predominio de la imagen visual. Esto ha derivado en posturas opuestas, donde por un extremo la imagen tiene un predominio sobre la palabra y el lenguaje y por otro extremo el inconsciente tiene como fundamento al significante y se desconoce a la representación cosa, anulando la diferencia entre el inconsciente y el preconsciente.
La manera en que propongo pensar este problema es la siguiente, el inconsciente no está formado por significantes, sino por representaciones cosa, básicamente significados, puestas en función significante.

De ello deriva una forma distinta de lenguaje que no es estrictamente el verbal, pero que no lo limita en absoluto para expresar los más elevados niveles de pensamiento.
El animal tiene acceso a la representación cosa, puede distinguir nuevos perceptos que le llegan del mundo externo y darles significación, como por ej. peligrosos. Pero la RC sola es signo.
En cambio en el inconsciente las RC se organizan en función de la condensación, el desplazamiento, el simbolismo y la figurabilidad.
Es como si el psiquismo se desprendiera de los más elevados niveles de conciencia para que, regresión mediante, eso sueñe, el inconsciente. En definitiva el mismo camino que toma el artista cuando se deja hablar por las musas.
Picasso, junto con sus cuadros, dejó una frase imborrable, al pintar ..el pincel lleva a la mano.
El maestro zen de tiro con arco le dice al discípulo no tire, deje que eso tire.
El analista, en la esencia de su discurso donde presentifica la falta, le dice al analizante, no hable, deje que eso hable.

EL INCONSCIENTE Y LOS TROPOS O GIROS LINGÜÍSTICOS.
Los tropos son tres metáfora, metonimia y sinecdoque. Algunas concepciones no distinguen a la sinecdoque o la incluyen dentro de la metonimia. Sin embargo su diferenciación es importante para la interpretación de los sueños.
El lenguaje figurativo por excelencia es el metafórico, su eje es la semejanza. Meta etimológicamente es más allá, fora significa llevar, es llevar más allá del sentido literal.
Por ejemplo el simple dame una mano, que se utiliza en sentido figurativo, evocando una mítica situación de auxilio.
Su carencia puede indicar un estado de prepsicosis.

En un sentido riguroso la parte por el todo no es la metonimia, el tropo correspondiente es la sinecdoque, recibir justamente, un ejemplo es colmillo blanco, o boquitas pintadas, incluso el tan conocido treinta velas en el horizonte.
Designa al todo con una de sus partes o viceversa; un género con la especie, o al contrario, una cosa por la materia con la que está formada, el pan (por toda la comida) el bronce (por el cañón)
También la triste reducción del paciente al órgano, un hígado, corresponde a este tropo.
Se recorta una propiedad del objeto y se coloca un rasgo en primer plano, lo cual es ya, para bien o para mal, una lectura, una perspectiva del objeto.
Si bien existen lingüistas que consideran a la sinecdoque como una de las formas de la metonimia, esta última tiene ventajas importantes para la elaboración de los sueños y considero que debe ser diferenciada.

Mientras que el eje de circulación de la metáfora es el de la semejanza, el eje de la metonimia es la contigüidad, etimológicamente deriva del latín, metonymia, y a su vez del griego, metá cambio, onoma de nombre.
La diferencia estriba en la relación que se establece al cambiar el nombre, introduce una relación de causa o efecto. laurel por la gloria, el laurel no está comprendido en esta, es una consecuencia, leer a Freud, no lo leemos a él, sino a su obra, Freud es la causa de su obra, el autor.
En ambas se da a un objeto el nombre de otra cosa, pero mientras que la sinecdoque designa una coexistencia entre ambos, una sincronía, la metonimia establece una diacrónica relación de causa u origen. “Aquel país fue su cuna y su sepulcro”
Un afásico nombra muerto por el negro, el luto es una consecuencia posterior a la muerte, al no poder evocar negro se desplaza metonímicamente por el significado buscado.

Todo esto es muy importante porque introduce una noción de causalidad necesaria para la elaboración de los pensamientos y deseos inconscientes.
Cuando magistralmente Freud interpreta el castigo como señal de haber cometido la falta, encontramos que el sueño muestra la consecuencia del deseo para eludir la censura y representar la causa del castigo, revelando así una encubierta realización del deseo prohibido.
O un angustiante sueño de embarazo, no necesariamente lo deseado es el embarazo, puede ser un deseo erótico, el embarazo no es parte de la relación sexual, sino una consecuencia de esta. Este es el genuino polo metonímico del sueño.
En relación a los objetos, un garabato no es valioso en sí, es un simple trazo sin forma, pero en la medida que ha sido realizado por un hijo toma un inmenso valor, no vale en sí sino por su autor, al igual que el manuscrito de un escritor. Existe una transferencia metonímica de la valoración. La histérica tiene dificultades al respecto. A la inversa una joya puede estar al servicio de valorar por desplazamiento metonímico a quien la porta y establecer una metafórica relación de semejanza.

En un sueño, una mujer se ve a sí misma cuidando un elefante caído, pasándole un ungüento, como se hace con las ballenas varadas, el elefante la mira con un ojo triste, la asociación libre es que ha escuchado que cazadores inescrupulosos matan elefantes para hacer carteras con su cuero.
Se acaba de separar de su novio, el cazador es la madre que con sus comentarios contribuyó siempre a la caída de sus hombres, simbolizados por el elefante, ella supone un cementerio de estos. El ojo reproduce la mirada triste de su novio cuando se separaron.
La madre los mata con sus comentarios, les saca el cuero en la figuración plástica, hace carteras, una feminidad forjada sobre el cuero de hombres caídos. Representa una línea de generaciones de mujeres fálicas.
Esta es una verdadera metonimia, el efecto por la causa, el cazador mata para sacarles el cuero, la madre a la inversa, sacándoles el cuero los mata.
Cazador es una sustitución de la madre, tanto la real como la cruda representación del superyó materno, sus palabras, sus comentarios, matan.
También les cortan los colmillos, los castran. En el fondo los hombres son animales buenos pero inferiores a las mujeres. El cementerio de elefantes evoca los numerosos hombres que cayeron en su vida.
Las metáforas habituales en el lenguaje como por ejemplo sacar el cuero son remitidas a sus correspondientes RC primarias.

Jackobson homologó el desplazamiento a la metonimia y la condensación a la sinecdoque. Lacan mantuvo el primero pero equiparó la condensación a la metáfora.
Una crítica que recibe estas concepciones es que si condensación y desplazamiento se reducen solamente a los tropos, se deja afuera su función en el inconsciente, la libre transferencia de cargas. (Green). volveremos sobre el tema.
Expondremos aquí una hipótesis sobre la metáfora que podrá brindarnos una explicación sobre la diferencia entre Lacan y Jacobson. Ya que vamos a considerar a la sinecdoque como un primer tiempo implícito de la metáfora.

El eje sobre el cual se desplaza la metáfora es el de la semejanza, pero esta puede no ser evidente.
Un caballo no tiene nada que ver con un bebé a punto de nacer, pero la metáfora logra sacar a la luz una semejanza desconocida, si decimos “está en las gateras” la misma mamá sonreirá complacida, no solo por la largada sino por toda la fuerza que despliega el instinto animal en la competencia homologados a la fuerza que desarrollará el niño en la carrera por la vida.
Toda metáfora reposa sobre una comparación tácita o implícita entre dos términos.
La metáfora recorta una propiedad del primer objeto (primer tiempo) y la extiende al otro. Su esencia es el transporte del producto de una sinecdoque.
Tiene entonces dos pasos lógicos:
El primero es realizar una sinecdoque sobre el primer término, al que podemos llamar cedente, recortando y reasaltando un aspecto parcial, un rasgo, en este caso se trata de la fuerza vital del animal en la largada, descartando simultáneamente la bestialidad y otros.
En la medida que la pista es homologada a la carrera por la vida, la metáfora opera sobre la madre, le abre las puertas a la vida, se deja de lado la frialdad metálica de la máquina gatera.
El segundo paso es transportar la parte recortada, una cualidad parcial y aplicarla al segundo término, el cesionario, en este caso el bebé.
En este segundo paso lógico la sinecdoque transportada permite la ganancia de sentido propia de la metáfora y del sueño. Es un trabajo de cualificación de los objetos.
Shakespeare compara los besos de Venus a Adonis con un águila que picotea con toda la fuerza a su presa, juega en el límite de la metáfora apartando el desgarrar y resaltando la fuerza y la pasión.
Federico García Lorca escribió: Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio.

Para concebir al pecho como bueno o malo es necesario realizar una primordial sinecdoque. Lo mismo sucede en la identificación, se recorta un rasgo que luego será un sedimento del objeto en el yo.
Aunque en cierta medida esta sinecdoque no avanza desde el objeto al rasgo, sino que lo hace desde el rasgo al objeto, no es regresiva sino progresiva, su punto de partida es el objeto parcial.
Es como si el niño no tuviera, como el poeta, previamente la unidad para designarla mediante una parte, sino que treinta velas serán solo posteriormente para el niño treinta barcos.

Pero también el niño debe resolver otra dificultad para la simbolización, no soporta fácilmente la ambivalencia con los padres, en última instancia madre hay una sola, aunque existan dos pechos.
Los cuentos infantiles lo resuelven con un caso especial de sinecdoque, que podemos llamar la duplicación del todo, dos madres, una amorosa que generalmente muere y una madrastra mala de siniestras intenciones. El pecho malo se corporiza en otro todo, es un recurso para eludir la ambivalencia y poder representarlo. Es como el cubismo pero al revés. Dos todos para representar dos partes ambivalentes o contradictorias entre sí. Una fobia transfiere al objeto fobígeno los aspectos intolerables de la madre o el padre.

El sueño, al igual que la caricatura o el cubismo, suele utilizar la sinécdoque en un equivalente visual a la figura poética de la hipérbole, o exageración de una verdad.
Un paciente mío soñó que seguía el hilo rojo de un pequeño río hasta descubrir que provenía de una oreja gigante que sangraba desde su orificio. La interpretación no logró evitar que abandonara su análisis que estaba “herido de muerte” tal como los que sangran desde sus oídos. El tamaño de la oreja ilustra el carácter persecutorio que había tomado la escucha analítica tramitando la angustia ante la separación de la madre o castración.

La pintura cubista, cuyo nombre fue dado por un crítico de arte de principios de siglo ya que desprecian las formas reduciéndolas en última instancia a cubos, o según un comentario más favorable de John Goldin “Es como si el pintor se hubiera movido con toda libertad alrededor de su tema reuniendo información desde distintos ángulos y puntos de vista”.
Picasso fue uno de los máximos exponentes de esta escuela, que incluso puede considerarse inaugurada en 1907 con su pintura “Las señoritas de Aviñón”, son formas planas sin perspectiva, en última instancia es un mundo de formas oníricas, como si el objeto, supongamos una mujer, tema común en Picasso, fuera una breve suma de sinecdoques, un desnudo femenino puede ser un ojo, un pecho, un collar.
Como señala Jacobson, el lenguaje cinematográfico también ha permitido nuevos desarrollos desde la perspectiva de la expresión visual.

Lo llamativo en el proceso del sueño es que la regresión a las RC permite una tarea que a nivel de las RP solo el poeta es capaz de realizar, pero además tiene otra importante tarea que hacer. La representación del Ello.
Un paciente expuesto habitualmente a accidentes sueña con angustia que se accidenta.
Lo esencial del sueño no es tanto que se observa sino quien observa. Otra parte de su yo advierte conmovido por la angustia la escenificación de la pulsión de muerte. La simbolización permite la constitución de un nuevo yo que reacciona frente al desarrollo pulsional. Este yo ubica al ello como objeto en la representación onírica. Este proceso que se logra con la ligazón de la pulsión a representaciones.
El inconciente permite instituir así la segunda coordenada clínica freudiana. Allí donde ello era, yo debo advenir.
Si en cambio existiera una actuación pulsional el yo sería objeto pasivo del Ello en un accidente real. En el sueño lo representado (figurado) reemplaza a lo actuado.
Otros sueños de personas en abstinencia sobre su adicción son similares. Se angustian al ver como han tomado alcohol. Si estos sueños son bien interpretados no son regresiones a la satisfacción pulsional sino progresos en relación a la constitución del sujeto.
Un paciente que consulta por problemas cardíacos tiene una pesadilla, es torturado mediante cables que descargan electricidad sobre su corazón, alguien que no se ve maneja los cables, despierta angustiado en el pico de la descarga.
Las tensiones que vive diariamente son equiparadas a las exigencias del superyó simbolizado en el sueño por el torturador.
Descargas pulsionales cerradas sobre el cuerpo acceden ahora al psiquismo bajo una forma simbolizada por el inconciente.

Conclusiones:
La simbolización puede avanzar a través de imágenes, el mismo pensamiento puede formularse en representaciones cosa pero es siempre imperfecto con respecto al elaborado en RP. Pero imperfecto no quiere decir errado o equivocado. De hecho las grandes verdades sobre la realización del deseo aparecen en los sueños.
Filogenéticamente el pensamiento primario es visual. El sueño se formula en base a esta regresión, pero al mismo tiempo las representaciones cosa se organizan en ejes de simbolización propios del significante, lo que les permite operar como si lo fueran.
Es un antiguo relicto de pensamiento ancestral modificado retroactivamente por la combinatoria simbólica proporcionada por el significante. Se determina un orden sustitutivo ya que la vorstellung no se representa a sí misma sino que sustituye a otra representación.
Guarda una semejanza con los comienzos de la escritura pictográfica, así en sumerio antiguo una boca era una boca, pero luego significaba hablar, lo que implicaba un desplazamiento metonímico del gráfico. O esclava se escribía con un dibujo de una mujer y un montaña, que eran los lugares de donde se traían las esclavas. La comparación también puede extenderse al rebus cuyos ejemplos más conocidos son sol y dado, o también cara y col.

En mi criterio la metáfora se termina de constituir con la interpretación del sueño, en el pasaje de RC a RP. Veamos un ejemplo de condensación un paciente que ha perdido el deseo sexual con su pareja, sueña con una mujer cactus, se trata de su mujer, puede considerarse una metáfora, transportó del cactus lo hiriente de las espinas, se defiende de pulsiones incestuosas, pincharse si la abraza o penetra simboliza la castración. En el sueño el sujeto alucina con angustia que se va a herir, vive el cactus en un sentido real. La representación cosa carga el polo perceptual y la representación se toma como si fuera real.
Solo la interpretación en representaciones palabra convierte la alucinación en una metáfora, toma a la mujer como si fuera un cactus, es un lenguaje figurativo, en cambio para el soñante es una experiencia de vivencia alucinatoria con pleno desarrollo de afecto.
La realidad de la metáfora es figurativa, la realidad del sueño es alucinatoria, existe un convencimiento pleno de la existencia del objeto soñado evocando un encuentro real con la cosa figurada.
El sueño no expresa el pensamiento inconsciente, sino que el pensamiento se formula, se realiza durante el mismo sueño. Este es un imperfecto pensar visual, pero profundamente acertado sobre el proceso del deseo.
Estos nudos simbólicos del inconsciente reordenan y organizan las cargas pulsionales que se derivan a otros destinos o se refuerzan sobre el objeto.
Podríamos decir que en el sueño se encuentran los representantes de pulsión con las representaciones cosa destinadas a representar el objeto de la pulsión. La simbolización sobre la realización del deseo, no solo es expresión de este, sino que el deseo mismo se constituye en el sueño. La pulsión se transforma, se hace deseo, a la par de encontrar su objeto en el sueño o mejor dicho ...en el inconsciente.

Lic. Gustavo Daniel Maure

 

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