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Psicología del Deporte
Autor: Gustavo Maure
Estamos preparando la mente de los campeones


El Rival Interior

Concentración


 


" ...Pero hay jugadores que tienen el temple para imponerse en el Abierto y otros, directamente no. En general, para alzar el trofeo después del hoyo 72 debés exhibir una buena administración de golpes; la cuestión es que hay quienes la pueden sostener y hay quienes no. Existen muchos golfistas que comienzan con recorridos buenos; luego firman scores regulares y concluyen su participación con vueltas malas. Estos jugadores, los de escasa regularidad, son los que cuentan con menos posibilidades de trascender."

Roberto de Vicenzo

El maestro Masafumi Sakanashi en su libro "Aikido, el desafío del conflicto", nos trae la bella historia del rey y el siervo asesino. Había un rey que vivía en un enorme y lujoso castillo con hermosos jardines. Una tarde acudió un visitante ante el rey y le ofreció sus servicios continuos con una extraña condición: “Yo seré tu más fiel asistente y cumpliré con todas tus órdenes. Trabajaré constantemente día y noche, pero cuando me dejes sin una tarea que hacer, trataré de matarte.”
El rey, asombrado por la propuesta del visitante, lo aceptó como servidor, convencido de que siempre iba a encontrar una actividad para un ayudante tan decidido. En las primeras semanas el trabajo fue intensísimo, le ordeno cortar todos los pastos, arreglar los arbustos, limpiar todo el castillo y una serie variada de rutinas. Y el sirviente fue obediente e impecable en todo, mientras recibió instrucciones precisas. Pero pasadas varias semanas, el rey no recordó la amenaza, se distrajo y olvidó consignarle una tarea para ese día. Entonces el sirviente se abalanzó con un enorme cuchillo e intentó asesinarlo. Desde entonces el rey presta atención constante a este tremendo asistente. La analogía indica que el sirviente asesino es la mente, y el rey somos nosotros mismos, cuando a la mente no le damos una tarea específica, se nos vuelve en contra.

En la filosofía Zen concentrar la mente enfocando un objeto concreto recibe el nombre de Kan (intuición) Men (cabeza). Si hacemos un símil con la percepción, la concentración emocional y mental es equivalente a las formas de figura y fondo que nos ha propuesto la gestalt. En la primera lámina podemos resaltar la copa o las dos caras que se enfrentan, alternativamente ponemos a una como figura y a la otra como fondo. En la segunda la cara o el hombre con trompeta y en la tercera la muchacha o la vieja. Aquello que ponemos de figura o de fondo depende de nosotros.

La diferencia es que en la concentración necesaria para el deporte las dos formas, fondo y figura, no son equivalentes, no tienen la misma importancia como en las figuras, la definición del punto es esencial y prioritaria, y tiene que ser figura sí o sí, mientras que cualquier otra percepción o pensamiento es secundario y perturbador, y tiene que ser fondo absoluto y totalmente neutro. Lo fundamental es estar adentro del partido y tranquilo sin prestar atención al celular que suena en la tribuna, al griterío del público, a los pensamientos derrotistas o a las emociones negativas que se nos pueden presentar. Qué cosa ponemos como figura y qué otra ponemos como fondo definen una excelente o una pésima concentración.

Como vimos Agassi entrenaba su atención, su percepción y sus emociones de la siguiente forma: colocaba una pelotita de tenis sobre el televisor mientras pasaban su programa favorito. Durante media hora no sacaba la vista ni la mente de la marca de la pelota. La pelota pasa a ser figura y el programa se convierte en fondo. Otros jugadores hacen lo mismo pero con películas de alto contenido erótico o con distracciones y llamados de las personas que los rodean. Concentrada la mente y las emociones en un objeto mantienen la respiración a un ritmo pausado y al mismo tiempo están ordenando sus emociones. Desde una óptica psicoanalítica, centrando la mente y regulando la respiración ordenan su mundo pulsional. En esencia es un ejercicio de budismo zen. Y lo que se obtiene es la ataraxia que propone la filosofía estoica.

En un caso, la esposa de un talentoso tenista, una mujer de excelente humor, solía tirarle cucharitas al piso o cosas similares, mientras este practicaba ejercicios de concentración y se divertía ya que el jugador no podía pedir silencio para poder realizar su práctica zen.

También se puede centrar la mente en una de las figuras de las imágenes superiores y contar el tiempo en que se logra mantener la concentración sin que la parte que funciona de fondo le invada el campo perceptual y se convierta en figura. Por ejemplo mida cuanto tiempo puede centrarse en la chica de la segunda imagen sin que aparezca el trompetista.

Aunque son más conocidos los gráficos visuales debemos tener en cuenta que los sonidos también pueden seguir el mismo esquema, ya vimos como los futbolistas no oyen el estruendoso tumulto de las tribunas, que pasa a ser fondo y como escuchan claramente a sus compañeros o técnico que son figuras auditivas. En música, el entendido o el director, no escuchan los instrumentos solo sucesivamente, sino también simultáneamente, circunstancia que les permite centrarse en las cuerdas o en los vientos, poniendo alternativamente unos de figura y otros de fondo.

Para algunos entrenamientos se han grabado los peores cantos hostiles del fútbol y en una especie de cámara el jugador ha debido realizar ejercicios de concentración o de motricidad fina bajo reloj para incrementar la presión, y sin perturbarse emocionalmente. El deportista primero realiza la actividad sin interferencias y luego se incorpora la presión del tiempo y de los cantos hostiles, también pueden proyectarse imágenes visuales de diferente índole, a continuación se comparan los tiempos y los resultados.

Las emociones negativas como angustia o ansiedad necesitan ser fondo y la actitud deportiva que se perfile como óptima debe pasar a ser figura central y excluyente.

El beso o la copa

La expresión concentración mental es muy limitada para describir esta cualidad psíquica ya que la verdadera concentración comprende lo mental y lo emocional ordenados en función de un acto motor o intelectual. La mente ayuda a ordenar las emociones, pero las emociones pueden nublar y generar razonamientos arbitrarios o descabellados como los generados por estados pasionales. Por lo que ambas partes, razón y pasión, se influencian y alteran mutuamente. El pánico vuelve imprevisibles a las personas, el miedo o el nerviosismo pueden desordenar la mente o perturbar los movimientos de un jugador.

No es sencillo definir la palabra concentración, es lo opuesto a dispersión, en principio se trata de una convergencia psíquica hacia una determinada actividad y esta confluencia de múltiples aptitudes (memoria, inteligencia, percepción, reflejos, reacción instintiva, etc.) genera una respuesta motriz coherente y apropiada para cumplir con el objetivo. Nuestro modelo es la postura del tigre en la fase inicial de su cacería, donde toda su actitud demuestra un estado máximo de concentración. El mundo exterior está eclipsado y solo existe la presa enfocada.

Un tigre al acecho emerge desde su camuflaje en el pantano
Su mirada denota concentración y disposición al ataque

La concentración es capital para el alto rendimiento en los partidos, probablemente la diferencia entre el primer y el vigésimo tenista rankeados resida en la capacidad de concentración y ataraxia emocional que puedan desarrollar en los puntos claves. Junto con los ejercicios que se pueden realizar para mejorarla, debemos analizar las causas que determinan, afectan o limitan la capacidad de concentración del jugador.

La mente tiene un importante papel que cumplir, pero si el “instinto” está mal trabajado o surgen emociones contraproducentes, la mente tiene la pesada y difícil tarea de ordenar un ejército psíquico que tiende a la dispersión y a la ineficiencia. Los pensamientos negativos son efecto de emociones negativas, resabios de pulsión de muerte no sublimada, o sea del RIVAL INTERIOR. No se trata de trabajar sobre las consecuencias sino sobre las causas, concretamente, si no se cultiva y perfecciona el “instinto guerrero”, si la agresividad no está bien sublimada, la concentración se hace muy difícil o directamente imposible.

La teoría de la programación neurolingüística suele afirmar que existen pensamientos desconcentradores que hay que combatir, pero estos pensamientos son solo la punta del iceberg del problema. Luchar contra ellos solo en su manifestación mental es como remar con el bote en la arena o cortar las malezas sin sacarlas de raiz. Si queremos hacer un trabajo en serio, tanto en la concentración como en los autoboicots, debemos buscar al núcleo del síntoma que, como dicen los maestros de las artes marciales, es la educación del honno o instinto y que nosotros denominamos pulsión. Si queremos dominar, gobernar y derrotar al Rival Interior hay que llegar al honno. Este es el primer paso para desarrollar una actitud triunfadora. La mente debe examinar al honno, investigar sus flaquezas y debilidades, templarlo y así poder dirigirlo mejor en los momentos críticos.


Ideograma del Honno
Una traducción aproximada sería Instinto

La tarea terapéutica consiste en sacar a la luz la pulsión de muerte no sublimada, estatuto del Rival Interior, perseguir todas sus manifestaciones para dominarla y ponerla al servicio de la actitud deportiva. Todo pensamiento fuera de foco emerge siempre desde una pulsión agresiva no sublimada. Cuando vamos recopilando cuidadosamente los pensamientos que se le presentaron al jugador en distintos partidos, encontramos que sorpresivamente tienen una tendencia o similitud, suelen formar parte de complejos inconcientes que de esta forma pueden ser sacados a la luz para luego eliminarlos o atenuarlos. Sacar estos pensamientos de la mente como molestos y no analizarlos es tan imperdonable como limpiar la escena de un crimen sin analizar las pistas, el investigador perderá los valiosos vestigios que seguramente puede encontrar para resolver el caso.

Al comienzo de la vida las pulsiones (los impulsos o el ex-instinto animal) tienen una organización anárquica, el desarrollo libidinal tiene zonas preferenciales llamadas erógenas y etapas tales como: oral, anal y fálica. Freud decía que en el sentido pulsional el bebé es un perverso polimorfo. Posteriormente el niño logrará unificar las pulsiones parciales sobre un objeto erótico y amoroso. Pero siempre quedan restos o fragmentos de pulsiones parciales no unificadas. Todos los problemas de concentración, sea para leer un libro, amar o mantener la mente condensada en el juego responden a estos restos de pulsiones parciales perversas, resistentes a la sublimación.

El deporte requiere de la sublimación combinada de ambas pulsiones, de Eros transformada en destreza y arte y Thánatos como fundamento de la mentalidad y actitud ganadora, ambas convergentes en un único objetivo, ganar el punto que está en juego. Por lo tanto, para un psicoanalista, la falta de concentración es falta de sublimación. El problema no se sitúa en la mente, sino en el honno. La dispersión mental es también un trabajo de la pulsión de muerte, sacar al sujeto de la escena. El cuerpo se queda, pero la mente se va a otro lado.

John McEnroe no se descontrolaba, montaba un show para descargar sus tensiones, desconcentrar al rival, desmerecerle una buena reacción y presionar a los jueces. Luego jugaba con toda tranquilidad.
A la inversa un jugador puede no hacer ninguna manifestación gestual
y sin embargo ponerse nervioso y tornarse errático. En este último caso sí podemos decir que se ha perdido el control emocional y la concentración.

En el último ATP que ganó McEnroe estaba match point frente a su hermano Patrick y levantando la pelota para su saque, en ese momento y en medio del tenso silencio, sonó un celular en la tribuna, McEnroe paró la pelota y dijo: “Es mamá, díganle que después la llamo.” Luego ganó el punto sin desconcentrarse

® Gustavo Maure

© Todos los derechos reservados

 

 

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Fuentes :   Bibliografía, Imágenes y Textos Recomendados   

 



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